LA EVOLUCIÓN DE LAS OPERACIONES EN EL EXTRANJERO

Compromiso con la paz

MAYKA NAVARRO
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El presupuesto del Ministerio de Defensa se ha reducido desde el 2008 en un 30%, hasta los 5.745 millones de euros, menos del 0,6% del PIB. A esa cantidad hay que sumar los 800 millones de euros que cuestan las misiones en el exterior y las letras de los créditos para pagar deudas contraídas con las empresas de armamento (1.783 millones en el 2012 y 877 en el 2013). El gasto final en Defensa está cerca del 1% del PIB. Una cifra que coloca a España en la cola de los estados miembros de la OTAN, pero entre los primeros en su compromiso con las operaciones internacionales.

El modelo de misiones en el exterior ha variado mucho en los últimos tiempos. La necesidad de ahorrar y el cambio estratégico aliado impulsado por EEUU está devolviendo la presencia militar española en el exterior a niveles de los años 90, con un número de soldados muy inferior al que se ha mantenido en la última década y media. A pesar de todo, 1.316 militares españoles participan en las 10 operaciones que cuentan con presencia española, siendo el continente africano el principal escenario.

La última participación exterior se aprobó el pasado 7 de marzo, cuando el Consejo de Ministros autorizó el despliegue de una fuerza de operaciones especiales de 50 militares, 28 guardias civiles y diversos oficiales en la operación de la Unión Europea en la República Centroafricana (EUFOR RCA). Defensa calcula que el despliegue del grueso de la fuerza finalizará el 27 de abril.

Esta misión militar de la UE tiene prevista una duración de medio año y tiene como objetivo contribuir a restablecer la seguridad en Bangui y proteger a las poblaciones más vulnerables. España ya estaba en la República Centroafricana. Desde enero del año pasado, una aeronave del Ejército del aire apoya la operación Sangaris, que Francia está desarrollando en ese país. En una primera fase, se colaboró con Francia en el despliegue de sus fuerzas. Y en la segunda fase, que se inició el pasado 22 de marzo, un avión T-10 está en Libreville, Gabón, y desde allí se encarga de ayudar a las tropas francesas con transportes regionales conectando con Yamena y Bangui. La duración de estas dos misiones dependerá de cuándo esté lista la fuerza africana que debe asumir el relevo con 6.000 militares.

Amenaza potencial

«Ya no hay cabida para el concepto de conflictos lejanos porque todos acaban siendo una potencial amenaza para la seguridad nacional», advirtió el ministro de Defensa, Pedro Morenés, para justificar la importante presencia española en la República Centroafricana.

España fue uno de los países impulsores de la misión de la UE para el entrenamiento de las tropas del Ejército de Somalia (EUTM Somalia), que se puso en marcha a principios del 2010, durante la presidencia española de la Unión. Actualmente participan 11 españoles en la misión, cinco de ellos en el cuartel general de Mogadischo tras el desmantelamiento de las instalaciones de Bihanga y Kampala, en Uganda, en las que se realizaron las primeras labores de adiestramiento del nuevo Ejército somalí. El año que viene la UE deberá plantearse si, como todo apunta, se amplía el mandato de una misión crucial para tratar de estabilizar un país absolutamente roto como es Somalia.

Milicias islamistas

La lucha contra la amenaza del yihadismo llevó al Gobierno español a decidirse en enero del 2013 a apoyar a Francia en su operación Serval en Mali. La presencia de milicias armadas de corte islamista forzó a la UE a acudir en apoyo de este país africano. España participa con 113 militares para labores de instrucción de las fuerzas armadas de Mali, que son las que Bruselas entiende que deben hacer frente sobre el terreno a unos yihadistas que ya controlan el norte de país.

Este es uno de los modelos de operación con los que España se siente más cómoda. Instruyendo a los ejércitos del país en conflicto. Difícilmente se reproducirán en los próximos años modelos de intervención como los de Irak o Afganistán. Esas grandes alianzas con presencia de hasta medio centenar de militares en un solo país han pasado a la historia. Por una cuestión económica y estratégica.

En las costas somalís y en el Índico, las Fuerzas Armadas tratan de frenar otro de los grandes problemas que desestabiliza la zona y genera graves problemas a las economías de medio mundo: la piratería. En la operación Atalanta, impulsada por España en el 2008, hay 137 militaresLa fragata Álvaro de Bazán participa en la operación Ocean Shield de la OTAN en el Cuerno de África, con 230 militares. Otra misión en la que España participa es la Africa Partnership, en el golfo de Guinea. También hay presencia española, aunque mínima, en la misión EUCAP Nestor, donde dos oficiales de la Armada contribuyen a mejorar las capacidades marítimas de Yibuti, Kenia, Tanzania, Somalia y Seychelles. Y en la operación Costa de Marfil hay desplazado un general de brigada que ejerce de Jefe de Estado Mayor.

España aterrizó en Afganistán en el 2002 con 350 militares para realizar labores logísticas y una década después tenía a 1.521 personas luchando contra los talibanes en la provincia de Badghis, uno de los lugares más inhóspitos y remotos del mundo. Actualmente solo quedan 355 militares en la misión más dura para las Fuerzas Armadas españolas, que han perdido un centenar de hombres y mujeres.

Líbano es la misión en la que España contribuye con más efectivos, 579, según las últimas cifras del Ministerio de Defensa.