REUNIÓN DEL COMITÉ FEDERAL SOCIALISTA

El PSOE se mira en Andalucía para batir al PP y a Podemos

Pedro Sánchez, entre Micaela Navarro y César Luena, ayer en la sede del PSOE.

Pedro Sánchez, entre Micaela Navarro y César Luena, ayer en la sede del PSOE.

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Hubo un momento, al final del comité federal del PSOE, durante su respuesta a las decenas de dirigentes que habían intervenido durante la reunión, la mayor parte para mostrar su apoyo, en el que Pedro Sánchez dijo: «Aspiramos a todo. Podemos ganar y gobernar, porque quien tiene un problema de liderazgo, relato y proyecto es el PP». Dentro de unas siglas poco dadas a visiones unitarias, existe unanimidad entre los socialistas sobre los efectos que tendrán las elecciones andaluzas del pasado domingo, donde obtuvieron el 35,43% de los votos, sacando nueve puntos de diferencia a los conservadores y 16 a Podemos. Una victoria tan contundente, señalan, permite abordar con otro ánimo este año repleto de citas con las urnas (municipales, autonómicas, catalanas y generales), mostrar que, lejos de hundirse, el partido continúa vivo. Sánchez, a puerta cerrada, llegó a decir según fuentes presentes en el encuentro que los socialistas eran «la única alternativa» al PP.

Los mandos del PSOE insisten en no querer extrapolar los resultados andaluces al resto de España, pero, en realidad, no dejan de hacerlo. «Empezamos la campaña con Podemos subiendo y Ciudadanos sin existir; la acabamos con Podemos bajando y Ciudadanos subiendo, quitándole votos al PP», señala un dirigente cercano a la gran triunfadora de los últimos comicios, Susana Díaz, presidenta de la Junta y principal referente de un partido que hasta la semana pasada encadenaba derrotas.

Este dirigente cree que es un escenario que puede darse también en otras comunidades, y aunque otros son más cautos y subrayan que Andalucía no es la Comunitat Valenciana, ni Madrid, ni mucho menos Murcia (autonomías donde el PSOE ve peligrar incluso la segunda posición), todos coinciden en mirarse en el espejo del sur para vencer a Mariano Rajoy y frenar a Pablo Iglesias, a quien el secretario general obvió.

El futuro de Sánchez como candidato a la Moncloa, puesto que él nunca ha ocultado que quiere ocupar como corresponde a la tradición del partido, dependerá en gran parte de las elecciones del 24 de mayo, pero por el momento los dirigentes territoriales, tras meses de turbulencias, no quieren oír hablar de cuestiones internas ni de primarias, previstas para finales de julio. Aseguran estar volcados en esos comicios, y la reunión del comité federal, el órgano más importante del PSOE entre un congreso y otro, fue una balsa de aceite, con apelaciones a la «unidad», aclamaciones a Díaz y reconocimiento al «trabajo» que está llevando a cabo el secretario general. «Susana, los socialistas de toda España nos sentimos orgullosos», dijo Sánchez al inicio de la cita.

LA NEUTRALIDAD

El jefe de la oposición volvió a encontrar frialdad en el otro lado. Al llegar a la sede, Díaz, a quien muchos en el PSOE ven como la gran esperanza para recuperar la Moncloa, rechazó apoyar al secretario general como futuro presidente del Gobierno. «No voy a intervenir en ese proceso -dijo sobre las primarias-. Quiero mantenerme neutral para que los militantes y simpatizantes ejerzan con libertad su voluntad». Después, ya a puerta cerrada, adujo que los socialistas andaluces habían ganado porque tenían «unidad en el partido, un proyecto claro y un liderazgo sólido», utilizando así los atributos que Sánchez emplearía más tarde, en su intervención final, para subrayar las presuntas carencias del PP. Pero Díaz no estaba ahí. En un gesto considerado «extraño» por muchos, sobre todo en un comité federal destinado a encumbrarla aún más, Díaz se marchó cuando la reunión daba sus primeros pasos.

El secretario general, en cambio, obtuvo el inequívoco apoyo del asturiano Javier Fernández, del extremeño Guillermo Fernández Vara y, sobre todo, del catalán Miquel Iceta, entre otros. El líder del PSC tiene sintonía con Sánchez, considera que ha apostado en serio por un federalismo que ayer volvió a defender, y hace tiempo que no oculta sus deseos de que sea él, y no otro, quien se presente a la presidencia del Gobierno. Primero fuera y después dentro, Iceta dijo que el secretario general estaba ahora «más cerca de la Moncloa». A diferencia del socialismo andaluz, que minimizó la presencia de Sánchez durante su campaña (solo tuvo dos actos), el PSC considera que cuantos más mítines protagonice el líder del PSOE en la próxima campaña catalana, mejor para sus intereses. «Si nos dejaran, incluso pondríamos su cara en los carteles», señalan en el entorno de Iceta.

CRÍTICAS MÍNIMAS

Los comités federales tienen tendencia a enredarse, pero en el de ayer apenas se escucharon críticas. Las únicas, y minoritarias, fueron dirigidas al pacto antiyihadista suscrito con el PP, que avala la cadena perpetua, y a la expeditiva destitución de Tomás Gómez como líder de los socialistas madrileños. En ambos casos, Sánchez sostuvo que había hecho lo «correcto». El PSOE ha tomado oxígeno andaluz. Por vez primera en mucho tiempo, los problemas son de otros.