Al otro lado del «muro»

Reza el tópico que al otro lado de las fronteras de Catalunya se alza un «muro» que ensordece el sentimiento nacional catalán, por lo que buscar el encaje en el Estado español es una pérdida de tiempo. En tres horas, un coruñés, un pacense, un santanderino y un compostelano, reputados constitucionalistas todos ellos, liquidaron este martes en Barcelona, en un coloquio organizado por la entidad Tercera Via este mantra en el que se fundamenta parte de la reivindicación independentista. Defendieron que se reforme la Constitución para convertir la actual España autonómica en un Estado asimétrico en el que, por ejemplo, Catalunya se reconozca como «nación».

Esa palabra que tan maldita fue cuando se negociaba el Estatut se pronunció este martes con toda normalidad por, entre otros, Francisco Caamaño, uno de los negociadores socialistas que dio el primer «cepillado» -Alfonso Guerra dixit- a aquella malograda Carta y al que luego le tocó lidiar como ministro de Justicia con la estocada del Tribunal Constitucional. «La Constitución no puede humillar a nadie. El Estado de las autonomías ya no sirve, hay que federalizarlo», sostiene ahora Caamaño, para quien «la diferencia no debe confundirse con desigualdad».

Nación de naciones

Con un currículo más nítidamente federalista, el ponente más veterano, el expresidente del Consejo de Estado Francisco Rubio Llorente, reivindicó para sí la patente de la idea de «nación de naciones» y defendió su incorporación a la Carta Magna para aclarar el «borroso» concepto de la nacionalidad histórica. Apostó por extender de manera «espontánea» la cultura de la asimetría en España, y no tardó en aplicarse el cuento para dar ejemplo: «Yo soy extremeño y no puedo distinguir entre mi condición de extremeño y de español de la misma manera que ustedes, en Catalunya, sí distinguen entre su condición de catalanes y de españoles». Un extremeño de 84 años que volvió a reclamar la necesidad de un referendo «consultivo» en Catalunya sobre la independencia para empezar a resolver el conflicto.

Eliseo Aja, miembro del Consell de Garanties Estatutàries, sugirió una España con «dos niveles competenciales» y Manuel Gerpe acusó al independentismo y al PP de situarse fuera de la ley, los unos por querer avanzar unilateralmente y los otros por su tancredismo. Hubo coincidencia en la receta (diluir el 'café para todos'), pero también en cuál es el ingrediente que falta para cocinarla: voluntad política.