NEGOCIACIÓN POSELECTORAL EN LA CAPITAL CATALANA

Ada Colau busca un acuerdo con ERC, el PSC y la CUP

Colau habla ante la cámara, ayer en la sede de Barcelona en Comú.

Colau habla ante la cámara, ayer en la sede de Barcelona en Comú.

TONI SUST / BARCELONA

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Cansada, tras dormir apenas tres horas, digiriendo todavía el éxito, Ada Colau compareció este lunes para explicar cómo afrontará su candidatura a grandes rasgos las dos semanas largas que quedan para que se constituya el Ayuntamiento de Barcelona en función de los resultados de las elecciones del domingo. Colau afirmó que ayer mismo se puso en marcha la maquinaria de negociación, lo que no implica que ya hubiera reuniones. Pero lo que sí quedó claro, por si no lo estaba, fue quiénes serán los destinatarios de esa oferta: ERC, el PSC y la CUP. Solo con las tres fuerzas a la vez Barcelona en Comú logra alcanzar los 21 concejales que marcan la mayoría absoluta: suman 23.

Colau también lanzó un dardo al alcalde saliente, Xavier TriasXavier Trias, al que acusó de estar firmando «contratos de última hora» que comprometen el futuro presupuestario de la ciudad. Como prueba, explicó que varios trabajadores municipales habían alertado a la candidatura de que eso estaba sucediendo y de que podría condicionar varios años las cuentas municipales. CiU lo negó y criticó el tono de la ganadora de las elecciones.

En el terreno de las alianzas, está por determinar el enfoque exacto de ERC, el PSC y la CUP, aunque parece indudable que ninguno de los tres tiene intención de obstaculizar la elección de Colau el 13 de junio, aunque tendrá que definirse qué grado de implicación adquieren los partidos. No es lo mismo pactar sin entrar en el Gobierno municipal que hacer esto último. No se antoja sencillo que convivan en él concejales de la CUP, del PSC, de ERC y de Barcelona en Comú, pero se han visto pactos mucho más improbables. El caso es que superada la primera barrera, que no era pequeña, ganar las elecciones, Barcelona en Comú se dispone a emprender el cambio hacia la ciudad alternativa que promete, una empresa considerable.

De sus potenciales socios llegaron ayer mensajes conciliadores. Por parte de ERC, su alcaldable, Alfred Bosch, afirmó: «Si están a favor de pactos de ciudad, a nosotros nos encontrarán». Y agregó que no renunciará a ninguno de sus tres principales ejes programáticos: «igualdad, honradez y capital de Estado». El republicano precisa de un gesto de Colau hacia el independentismo para vender un pacto a los suyos.

EL PSC, POR LA LABOR

 En el PSC, la debacle ha hecho mella y ayer en su ejecutiva varios fueron los participantes que defendieron la necesidad de pactar con Colau, hacia la que se han ido tantos antiguos votos socialistas. El primer secretario, Miquel Iceta, afirmó por la tarde que el partido da vía libre a Jaume Collboni para establecer «vías de colaboración» con Colau y que el partido hablará con la futura alcadesa «sin prejuicios ni límites». A priori, la CUP es la que más cerca está de Barcelona en Comú, pero tan cerca no estarán cuando los de María José Lecha acabaron por rechazar acudir juntos a las urnas. Nadie duda de que la CUP pactará con Colau, pero Lecha ya advirtió el domingo de que no es voluntad del partido «ser muleta de nadie» y que los acuerdos potenciales tienen que ser aprobados por las asambleas.

GUARDIA URBANA Y MOBILE

A Colau le mentaron algunas de sus bichas en su comparecencia de ayer. Para empezar, el Mobile World Congress. Dijo que no está en contra de la feria, pero que es partidaria de que «genere economía todo el año y no solo una semana». Sobre la Guardia Urbana afirmó que la mayoría de los agentes cumplen con su trabajo y que los casos negativos afectan a un distrito, que no citó, Ciutat Vella.

Tras solventar su elección como alcaldesa, llegará la hora de aplicar el plan de choque previsto para los primeros meses de mandato. Supone la inversión en generación de ocupación y derechos sociales básicos de 160 millones de euros durante el último trimestre del 2015 y la primera mitad del 2016.

En ocupación, Barcelona en Comú prevé generar 2.500 empleos a corto plazo mediante una inversión de 50 millones. En vivienda, el plan de choque habla de evitar los desahucios por razones económicas y garantizar el realojo y estimular la cesión de pisos para alquiler social. Este punto tiene un coste de 50 millones. Otros 20 millones son para alimentación: reforzar comedores, revisar baremos de acceso a becas. Cinco millones son para combatir la pobreza energética y otros tantos para garantizar la atención sanitaria. Habrá una inversión de 25 millones en una renta a todas las familias por debajo del umbral de la pobreza para complementar otras prestaciones hasta alcanzar el 60% de la renda media de la ciudad, lo que equivale a unos 600 euros mensuales.