Colau abre la ronda de negociación con ERC mientras el PSC se ofrece

Ada Colau observa la ciudad desde el Turó de la Rovira, el pasado sábado.

Ada Colau observa la ciudad desde el Turó de la Rovira, el pasado sábado.

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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La vencedora de las elecciones, Ada Colau, inició ayer la ronda de negociaciones que le debe garantizar la gobernabilidad del ayuntamiento de Barcelona en los próximos cuatro años. Si el lunes, pocas horas después de su victoria, ya adelantó que sus socios potenciales serían el PSC, ERC y la CUP, ayer comenzó las conversaciones. Lo que debe surgir del diálogo con esos tres grupos es, además de confirmar que convergen sus prioridades para la ciudad, aclarar hasta qué punto se implican en el gobierno municipal, si desde dentro o con apoyos esporádicos.

Barcelona en Comú (BC) logró 11 concejales. Tal vez porque, dentro de los posibles aliados, los republicanos fueron los siguientes en número de representantes, con cinco, Colau se reunió primero con el cabeza de lista de ERC, Alfred Bosch.Alfred Bosch Fuentes republicanas revelaron que el encuentro se había desarrollado «dentro de la normalidad» y que el todavía diputado en el Congreso le había planteado los tres ejes en los que se basa su programa: justicia social, transparencia y capitalidad de Estado, informa Xabier Barrena.

GARANTIZAR LA ELECCIÓN

Fue una reunión cordial, que desde BC se calificó de «encuentro informal», un tanteo inicial que se repetirá en los próximos días para garantizar, como mínimo, que Colau salga elegida en el pleno del día 13 de junio. Esto se conseguiría solo con que los otros seis grupos municipales votaran a sus respectivos líderes. Si ninguno de los partidos puede formar un gobierno de 21, se elige automáticamente al candidato con más votos.

Y mientras la sucesora de Xavier Trias y Alfred Bosch celebraban esa primera entrevista, desde la sede del PSC Jaume Collboni se ofrecía para «dar estabilidad» al gobierno de Colau. «La ciudad quiere un cambio y que sea de izquierdas», interpretó el líder socialista, que el domingo encajó una derrota sonada al perder siete de los once concejales con los que contaba en el consistorio.

SIN RENUNCIAR A LAS IDEAS

Collboni evitó ser explícito sobre la fórmula preferida, si entrando en el equipo de gobierno o bien pactando una a una las iniciativas. No obstante, de sus palabras se desprendía que apostaba por la primera opción, para «generar confianza». «Esto va de políticas, no de sillas», afirmó. Y añadió que, sin esperar que nadie renuncie a sus ideales, cree que «Barcelona debe ser lo primero».

Esta consideración iba sobre todo para ERC y la CUP, que durante la campaña defendieron que la ciudad haga una clara apuesta por la independencia. «Nosotros seremos coherentes con lo que somos, con nuestra ideología socialista y nuestra solución federal», recordó.

Pero la «predisposición al diálogo» que ofreció Collboni por la mañana a Colau esperará por lo menos hasta hoy. La ganadora en las urnas solamente mantuvo el contacto con Bosch ya que por la tarde celebró una reunión de trabajo con los miembros de su candidatura. Con quienes tampoco tenía una cita en la agenda es con el tercero de los posibles socios, la CUP.

RUPTURA DEMOCRÁTICA

No obstante, el portavoz de la formación en el Parlament, Quim Arrufat, advirtió de que BC no lo tendrá fácil con ellos. De hecho, las negociaciones entre la candidatura de consenso capitaneada por Colau (donde está Guanyem, Podem, ICV, EUiA, Procés Constituent y Equo) y la CUP para acudir juntos a las elecciones fracasaron.

Está por ver qué papel juegan los tres ediles de la CUP con María José Lecha el frente. Pero Arrufat adelantó que no se ve en un futuro gobierno local. «No rebajaremos nuestro programa electoral ni haremos de muleta de ningún partido», sostuvo. La Candidatura de Unitat Popular, que ha avisado de que hará público el encuentro que celebre con Colau, avanzó que no habrá reunión al menos hasta el viernes.

Arrufat recordó que el objetivo de su formación no es cambiar personas al frente de los gobiernos sino que se produzca un «proceso de ruptura democrática a favor de las clases populares». En cuanto a los posibles pactos, el alcalde saliente ironizó que los mira «como un observador privilegiado, con sentido del humor y paciencia», describió Xavier Trias.