Código contra militantes 'rana'

Están en la cresta de la ola, pero tienen la sensación de vivir bajo la espada de Damocles. En Podemos son conscientes de que el resto de partidos los miran con lupa y no quieren sorpresas desagradables. No es baladí que el primer documento que el partido pone sobre la mesa para ser debatido en la asamblea constituyente de octubre sea un borrador de código ético.

El dirigente Iñigo Errejón, que ha participado en la redacción de la propuesta, explica que se trata de un modo de reafirmar los valores de Podemos, pero también de protegerse de eventuales controversias en un momento en el que el partido aún no está constituido y opera más la buena fe de los simpatizantes que un marco de reglas establecidas. Se trata de un código que persigue un blindaje en doble dirección: por un lado, evitar que los militantes y futuros dirigentes no cumplan con los principios que inspiran la fuerza; por otro, protegerse de ataques externos procedentes de los «partidos de la casta». «El código ético es fundamental porque delimitará quién puede formar parte de Podemos y quién no», añade el coordinador de la asamblea de octubre, Luis Alegre. El propósito es, en suma, dificultar la entrada de militantes rana, que saltan de partido en partido buscando un beneficio.

¿Cuáles son las condiciones para ser un dirigente de Podemos? Los candidatos se elegirán siempre mediante primarias abiertas, y cualquier pacto político con otras fuerzas deberá ser votado por las bases. Dicen que no quieren profesionales de la política, y para ello establecen normas a los líderes: les limitan el sueldo, que se decidirá según varias categorías; reducen el número de cargos que puede asumir una persona; no podrán disfrutar de ningún privilegio jurídico (como el aforamiento), ni material (como vehículos oficiales); tendrán la obligatoriedad de rendir cuentas, y no podrán trabajar en empresas privadas vinculadas al área de decisión pública en la que ese dirigente haya participado.

Deberes para el verano

Los responsables de Podemos apenas van a tener una semana de vacaciones porque trabajan ya con el calendario del otoño en mente. Además del código ético, tienen que elaborar y estudiar los documentos que definirán la estructura organizativa y el programa político, que se debatirán en el proceso preasambleario que comienza el martes y durará hasta el 15 de septiembre. Con propuestas más definidas llegarán a la asamblea constituyente, que se celebrará en Madrid. Alegre dice que no quiere que elementos exógenos influyan en el calendario, pero se evitará que la cita coincida con el 9-N.

Durante la asamblea, los simpatizantes de Podemos podrán votar por internet las propuestas definitivas. «Lo mejor es la ilusión de la gente que nos rodea. Tenemos todo un reto por delante, porque el partido está registrado pero no constituido y es ahora cuando hay que fijar posiciones», admite Alegre.