CiU y ERC sellan las cuentas, rechazadas por toda la oposición

FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las ya famosas estructuras de Estado exigidas por ERC para dar su apoyo a los presupuestos del 2015 y tumbadas por el Consell de Garanties Estatutàries por vulnerar el Estatut pasaron ayer a un segundo plano en el discurso del Govern y de los republicanos a la hora de defender la aprobación de los presupuestos y de la ley de acompañamiento, que votaron juntos en el Parlament con la oposición del resto de partidos. Ni ICV-EUiA ni la CUP se avinieron a avalar las enmiendas sobre estas estructuras, pese al trabajo de lima hecho en los últimos días por CiU y ERC para ajustarlas al marco legal.

Ya en la matutina sesión de control al Govern, el president Artur Mas presidentdemostró las pocas ganas del Govern y CiU de entrar en detalles sobre el varapalo que el Consell de Garanties propinó a las «estructuras» pactadas con Esquerra. Mas dejó claro que no corresponde a CiU la responsabilidad de esas enmiendas y apeló a aquello de bien está lo que bien acaba: «El pacto definitivo con ERC es la votación de hoy. ¿Qué cuenta, los preparativos o la aprobación? Con Esquerra hemos hecho un trabajo preliminar para llegar a un punto de consenso».

 El PP y Ciutadans, que en anteriores ocasiones fueron muy críticos con otros dictámenes del Consell de Garanties, ayer paradójicamente se erigieron en grandes defensores del dictamen que censuraba las estructuras de Estado. Ambos grupos, como es habitual, compitieron en contundencia verbal a la hora de cargar contra los presupuestos en este aspecto. En el frente de la izquierda, el PSC e ICV-EUiA también fueron críticos con la gesetión de las estructursa de Estado, e incluso la diputada de la CUP, Isabel Vallet, criticó la formulación final de esas estructuras: «Tienen un peso relativo, están en fase embrionaria y ya veremos en qué quedan». La CUP evitó ir más allá en su crítica para, dijo Vallet, no hacer el juego al PP y Ciutadans.

ERC pasó de puntillas sobre la modificación de sus enmiendas cuestionadas por el Consell de Garanties. Se tuvieron que «adaptar», apuntó el republicano Pere Aragonès. Y es que Esquerra ha pasado en pocos meses de afirmar rotundamente que no apoyarían unos presupuestos «autonómicos» con ingresos irreales a avalarlos ayer, renunciando además a sus objetivos de máximos soberanistas. Pese a todo, Aragonès proclamó: «Hemos pasado de unos presupuestos autonómicos a unos presupuestos que tienen en cuenta el proceso de transición nacional».

En el ámbito social, Aragonès sacó pecho por haber logrado una inyección en políticas sociales de 88 millones de euros. Un mérito que la socialista Alicia Romero cuestionó de forma contundente. «El presupuesto es de 23.600 millones de gasto no financiero, y ustedes han sacado 88 más. Felicidades, pero no es suficiente con las migajas y la caridad». El PSC y el resto de fuerzas de izquierdas cargaron contra el presupuesto y contra el apoyo de Esquerra, al entender que no incorpora las medidas necesarias para paliar la pobreza y luchar contra la crisis.

Las críticas de la oposición se centraron también en la previsión de ingresos, unos 2.500 millones, procedentes de deudas pendientes por parte del Estado. Unas previsiones que el PSC, el PPC, Iniciativa y Ciutadans juzgaron irrealizables. Frente a los reproches, el diputado de CiU Antoni Fernández Teixidó afirmó que es «razonable, justo y realista» reclamar estos ingresos al Estado.

Teixidó enmarcó las cuentas en un escenario de recuperación económica y las tachó de necesarias para no dejar «a ningún ciudadano indefenso». Vehemente también fue el diputado de Unió Roger Montañola a la hora de defender la ley de acompañamiento. «Creamos empleo y bajamos el paro, no lo suficiente, pero vamos en la buena dirección», sostuvo. ERC no fue tan entusiasta. Admitió que las cuentas son «insuficientes» pero constatan la necesidad de un Estado propio.

Además de las estructuras de Estado, la ley de acompañamiento incorpora una serie de tasas pactadas entre CiU y Esquerra. ICV-EUIA lamentó que se use este instrumento par aprobar «por la puerta de atrás» medidas no consensuadas con los agentes sociales. La CUP dijo que el Govern «esconde la cabeza bajo el ala», juzgó insuficientes tasas como la de los pisos vacíos y destacó que en política social «no se crea ningún nuevo derecho subjetivo» salvo la tarificación social del agua.

CiU defendió la necesidad de aplicar tasas en la ley de acompañamiento argumentando que no es posible denunciar la política de recortes pero no ofrecer alternativas. El democristiano Montañola criticó a la izquierda por defender el reparto de la riqueza sin plantearse «cómo se crea la riqueza».