BALANCE DE 100 DÍAS DE GOBIERNO

La CUP, el socio inquieto de Puigdemont

Los anticapitalistas silencian sus críticas al Govern para no desmovilizar al independentismo

Bancada de la CUP

Bancada de la CUP / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Transcurridos 100 días desde que Carles Puigdemont prometiera su cargo, la CUP anda inquieta. No realiza ninguna valoración de este periodo y se remite a un comunicado que dará a conocer la semana que viene y en el que justo el viernes se puso a trabajar. La política institucional no ha variado un ápice ni sus ritmos ni su capacidad de análisis y crítica, pero sí sus modos. No ven nada clara la gestión del Govern, aunque prefieren mantener silencio antes que airear sus críticas, lo que les causa cierto desasosiego. Es decir, se acogen a una especie de ‘realpolitik’ bismarckiana. Pero, ¿por qué? La respuesta es simple: para no desmotivar el movimiento popular que hay tras el objetivo independentista. Una voluntad que se erige en su máxima esperanza para acabar con cierto grado de ‘procesismo’ (dícese del estado de prolongar la situación actual para mantener una ventaja electoral) que detectan en Junts pel Sí.

¿En JxSí o en alguna de sus partes? “Para nosotros es un todo. Ellos eligieron ir juntos y nosotros no vamos a perder energías en diseccionar su naturaleza” apunta una voz anticapitalista en el coqueto jardincillo interior del Parlament. La herida entre ERC y la CUP, abierta tras ceder los republicanos ante la imposición de la lista única para el 27-S sigue, pues, supurando.

En atención individualizada, algunos diputados se abren a expresar sus dudas sobre el Ejecutivo de Puigdemont. “No vemos un camino claro. Unos y otros, CDC y ERC, dicen cosas distintas y no entendemos qué quieren hacer” señala otra voz parlamentaria de la fuerza anticapitalista.

EL BANQUETE DE ASTÉRIX

Luego está lo que denominan como “la infantilización de la independencia”, que consiste en dibujar un camino de rosas hacia una día de la secesión que se coronará con una gran fiesta, al más puro estilo banquete de Astérix o Walt Disney. De hecho, esta hoja de ruta idílica es conocida de manera socarrona [foteta] por los diputados anticapitalistas como “el día de los fuegos artificiales”.

Contra esta idea, la CUP opone la desobediencia, entre otras cosas “porque el Estado ya ha empezado a actuar. Así como la razón de la declaración del 9 de noviembre no era táctica, para conseguir un acuerdo de investidura, sino una forma de concretar su hoja de ruta, el motivo por el que se presenta la moción de la semana pasada es justamente para responder ya a un Estado que se moviliza contra el independentismo”entre otras formas, acosando a los concejales cuperos de algunas poblaciones.

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“En lugar de dar nosotros tantas explicaciones de por qué pedimos actos de desobediencia, deberían ser ellos los que hicieran saber por qué siguen sin desobedecer”, apunta un cupero.

En el fondo, entre Junts pel Sí y la CUP hay una gran diferencia de percepción. “Esta legislatura es de apoyo al proceso, no a un Govern de lógica autonomista”. O dicho de otro modo, la CUP exige al Ejecutivo que dé muestras de que ha emprendido no solo el camino, sino que planta cara al Estado. “Decir que los presupuestos marcan la legislatura es seguir la senda autonomista, como hace 10 años. Lo que marca la legislatura es el choque con España”, señala con una sonrisa una de las voces anticapitalistas.

En esta visión se prepara la próxima y gran batalla, los presupuestos, que “deben de dar pistas de cómo se querrían en un Estado independiente”. Partiendo de la base de que si no hay acuerdo no se acaba el mundo por prorrogar los actuales, la CUP cree que unos presupuestos que no acaben ante el Tribunal Constitucional no serán unos buenos presupuestos y si unas cuentas en clave autonomista. “Son unos presupuestos excepcionales que deben ayudar a hacer entender que en el marco actual no hay salida, concebidos tomando como base nuestra soberanía. Como dice la declaración del 9-N”. Y respondiendo a si hay desasosiego en sus filas, la misma voz responde entre risas: "Somos de por sí inquietos. Y sí, además estamos inquietos".