LA LUCHA CONTRA EL OLVIDO

Catalunya borra con cuentagotas las huellas del franquismo

Monumento franquista en el Coll de Moro, en Gandesa (Terra Alta)

Monumento franquista en el Coll de Moro, en Gandesa (Terra Alta) / periodico

JOSE RICO / BARCELONA

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Aunque pronto llevará 41 años bajo una lápida de otros tantos kilos en el Valle de los Caídos, Francisco Franco sigue en la calle. Este lunes, 17 de octubre, regresa a Barcelona a lomos de su caballo como parte de la exposición 'Franco, Victoria, República. Impunidad y espacio urbano'. La muestra, impulsada contra viento y marea por el gobierno de Ada Colau, también incluye la instalación frente al Born de la estatua de la Victoria, elaborada por Frederic Marès en homenaje al triunfo franquista en la guerra civil.

En este caso son solo dos esculturas que se exhibirán temporalmente para reivindicar la memoria histórica y luego volverán a ser recluidas. Pero el dictador y su régimen sobreviven aún hoy en el paisaje de un buen puñado de ciudades y pueblos de Catalunya, aunque la mayoría de huellas suelen pasar inadvertidas para el común de los mortales porque forman parte de la fisonomía cotidiana.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/5\/4\/1476199406745.jpg","author":"ELISENDA PONS","footer":"Placa del Ministerio de la Vivienda franquista en un bloque de pisos de Nou Barris (Barcelona)."}}

¿Quién no ha visto alguna vez la famosa placa con el yugo y las flechas de la Falange que el Ministerio de la Vivienda incrustó en infinidad de fachadas de pisos sociales en los años 50 del siglo pasado? Pues no hace tanto, apenas seis años, de esas había en Catalunya 3.398. Y en total, en calles, plazas y fachadas del todo el país cerca de 7.700 vestigios del franquismo7.700 vestigios desafiaban a la siempre maltrecha memoria histórica.

Aquella del 2010 es la única referencia fehaciente que se tiene en la actualidad del número de despojos de la dictadura en Catalunya, y así consta en el pionero censo de simbología franquista que elaboró entonces el Memorial Democràtic de la Generalitat. Pero la cifra ha quedado muy desfasada gracias al impulso de muchos ayuntamientos y diputaciones, que se han puesto las pilas para retirar del espacio público los que se hallan en su término municipal.

EL SÍNDIC PRESIONA

¿Cuántos quedan hoy? La Generalitat no puede responder de momento a esta pregunta. El pasado abril, el Síndic de Greuges requirió de oficio a la Conselleria d’Exteriors i Relacions Institucionals, de la que dependen las competencias en memoria histórica, que actualizase el censo. Pero el departamento que dirige Raül Romeva aduce que esta puesta al día necesitaría de una partida para financiarla que preveían los fracasados presupuestos del 2016.

El Síndic también tiene previsto dirigirse a todos los ayuntamientos en los que resista alguna exaltación del régimen dictatorial para exigirle su inmediata supresión, en cumplimiento de la ley de memoria histórica. Pero esta norma, aprobada en el 2007 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, contiene una arista que abre la puerta a mantener a la vista de todos muchos símbolos.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/1\/4\/1476199406741.jpg","author":"JOAN PUIG","footer":"Monumento dedicado al tercio de requet\u00e9s que luch\u00f3 en la batalla del Ebro, en Vilalba dels Arcs (Terra Alta)."}}

El artículo 15 insta a las administraciones públicas a eliminar "escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura". Pero, a renglón seguido, matiza que la retirada "no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley".

Esta excepción, que se puede aplicar a iglesias y templos de culto, donde persisten un buen número de referencias al franquismo, llevó al Memorial Democràtic a aconsejar que los vestigios que hubiera que conservar fuesen "señalizados y contextualizados", es decir, que se adjuntase una explicación histórica de las circunstancias políticas en las que fueron incorporados al patrimonio. Así se recomendaba en el más famoso (y polémico) residuo franquista en Catalunya, el monumento del río Ebre en Tortosa, aunque también instaba a negociar su posible retirada.

SOLUCIONES A LA CARTA

Una veintena de entidades, capitaneadas por la Comissió de la Dignitat, reclamaron en mayo la implicación de la Generalitat para borrar todo recuerdo de la dictadura antes de un año. En marcha están, por ejemplo, los trámites para demoler el monumento del Coll del Moro, en Gandesa, un monolito de piedra de cuatro metros de altura en el que, entre las pintadas, aún puede leerse la divisa 'Una, grande libre'. En Vilalba dels Arcs, el consistorio ha decidido tapar la leyenda que hay en la cruz en honor a los caídos y emprender una consulta popular, siguiendo el ejemplo de Tortosa, para que los vecinos del pueblo determinen su destino.

Las Terres de l’Ebre son, junto con el área metropolitana y las capitales de provincia, las zonas con más presencia de referencias a la dictadura. Solamente en la comarca de la Terra Alta, epicentro de la cruenta Batalla del Ebro, se contabilizaban en el 2010 hasta 60 monumentos de exaltación al régimen franquista, 23 de ellos en su capital, Gandesa.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/2\/0\/1476199648202.jpg","author":"JOAN PUIG","footer":"Placa de homenaje a los ca\u00eddos del bando franquista en el muro de la iglesia de Bot (Terra Alta)."}}Terrassa y Reus optaron por trasladar sus monumentos de puntos céntricos de la ciudad al cementerio para menguar su protagonismo sin llegar a eliminarlos. En Olot, la solución fue incluir en la escultura, que solo recordaba a los "caídos por Dios y por España", los nombres de las víctimas de la represión franquista.

Pero lo cierto es que viajando por las entrañas de Catalunya aún pueden verse escudos con el águila imperial, placas dedicadas a caídos y mártires franquistas, monumentos a mayor honra de personajes relevantes y divisiones de soldados del bando nacional, monolitos que conmemoran episodios bélicos y recuerdan a caídos en combate, cruces que homenajean a mártires en recintos funerarios, cruces dedicadas a la Santa Misión, placas de fachadas de la Delegación Nacional de Sindicatos y la Obra Sindical del Hogar, relieves que muestran iconografías relacionadas con la Central Nacional Sindicalista y placas que se refieren a organismos del régimen, como la Dirección General de Regiones Devastadas.