Cambio sin aventura

Albert Rivera expone su proyecto de país apelando al sueño de una nueva era y admite que ya tiene en mente a sus ministros

Albert Rivera, ayer, en un acto que protagonizó en Madrid.

Albert Rivera, ayer, en un acto que protagonizó en Madrid.

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Hace siete meses, cuando Albert Rivera pisó por primera vez la moqueta roja del Casino de Madrid quedó tan deslumbrado por la suntuosidad del edificio que no pudo evitar el tic de novato e inmortalizó el momento tomando fotografías con su móvil. Este jueves, Rivera pisó de nuevo esa moqueta, pero se desenvolvió con los ademanes de seguridad y control que le aporta un liderazgo en la cresta de la ola y la convicción de que tiene posibilidades reales de disputar la próxima plaza en la Moncloa. O de decidir.

El presidente de Ciudadanos expuso su proyecto de país ante una nutrida representación del mundo empresarial madrileño. Habló de «sueños» y de «ilusiones», no avanzó ni una línea de su programa electoral, ni se salió del guion, pero logró transmitir una idea fuerza que será pilar fundamental de su campaña hacia las urnas: el país inicia una «nueva era de cambio sin aventuras» y él es quien dirigirá el rumbo. Con pactos -porque Rivera asume que no habrá mayorías absolutas en la nueva legislatura-, pero bajo su liderazgo, y no el de otros líderes políticos.

La 'valentía' de Rajoy

Le repreguntaron ad nauseam por los acuerdos que estaría dispuesto a firmar, si pactar con el PP no es traicionar a sus electores. Le pidieron que expusiera sus líneas rojas para el diálogo, que dibujara un camino en el mapa poselectoral. Que se mojara. Rivera señaló que pactar con partidos «constitucionalistas» no significa «clavársela a nadie» y, acalorado por la insistencia, lanzó su fría ironía contra el presidente. «A quien le guste Rajoy, su valentía, su liderazgo, sus ganas de luchar contra la corrupción, que vote a Rajoy», dijo, pero descartó pedir la cabeza del candidato popular en una negociación.

Rivera dice que se siente preparado para gobernar y que tiene en mente a las personas con las que formaría su Ejecutivo. «Me veo capaz de tener diez o doce buenos ministros. Tengo algunos en la cabeza», confesó, pero se negó a adelantar los nombres en los que está pensando para su Gobierno.

En su participación en el foro ABC, Rivera apeló a las emociones en un lenguaje a veces tan similar al de Podemos que por momentos pareció que era Pablo Iglesias el orador -el líder de Podemos estará en este foro el 10 de noviembre-. Rivera dijo que su programa no es para la próxima legislatura, sino para la próxima generación. El miércoles, Iglesias dijo que su proyecto de país no era para cuatro años, sino para una década. Rivera aseguró que trataba de «seducir» al electorado, el mismo término que Podemos empleó durante la campaña del 27-S. El líder de Ciudadanos aseveró que el país ya ha cambiado, y que ahora lo que tienen que cambiar son los partidos, una idea que la fuerza lila reivindica desde hace meses.

Incluso en su despedida tiró Rivera de épica y celebridades, al puro estilo Iglesias. Nombró al artífice de la unidad alemana, Otto von Bismark, al que se le atribuye la cita «España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido». Los historiadores dudan de la veracidad de esta frase, que curiosamente solo aparece en castellano.