Boi Ruiz Garcia, 'conseller' de Salut

Desde que entró en la Unió Catalana d'Hospitals ha creído en el copago sanitario

Boi Ruiz.

Boi Ruiz. / periodico

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Desde el primer momento en que el Govern de Convergència i Unió lo incluyó en nómina como independiente, Boi Ruiz Garcia (Barcelona, 1955) supo que le tocaba en suerte una papeleta envenenada: meter en cintura el déficit de la sanidad catalana, "dos veces el presupuesto del Barça", según expresión de su cosecha. Doctor, cirujano y especialista en traumatología, sabe de amputaciones, vendajes y unturas para batacazos, además de dominar la profesión desde el otro lado, como diplomado en gestión hospitalaria por la Escuela de Alta Dirección y Administración de Barcelona.

De Palamós a la patronal

De un hospital modesto en Palamós, saltó a la patronal del sector como presidente de la Unió Catalana d'Hospitals (UCH), cargo desde el que ya se mostró partidario de la contención en el gasto y del copago (palabra maldita). El conseller defendía por entonces la imposición de una tasa sobre servicios "no propiamente sanitarios" (el transporte, la lavandería, la comida). En los años al frente de la patronal le gustaba bromear con su pasado sindicalista, cuando defendía los derechos de sus compañeros desde la UGT.

De los tiempos al frente de la UCH, un lunar le afea el expediente laboral: Boi Ruiz resultó salpicado en el 2003 en un caso de posible fraude en la gestión de fondos públicos destinados a formación sanitaria en el Hospital Espíritu Santo de Santa Coloma de Gramenet. Por decirlo en corto, el sistema consistía en que los organizadores recibían subvenciones para cursos que después no se realizaban. El juez sobreseyó el caso.

Ejercicios de cintura

Hasta la fecha, Boi Ruiz tenía fama de dialogante, y dicen que solía frecuentar una tertulia en el Snooker, una coctelería que cobija billares y confidencias. De lengua fácil, a veces esa facilidad verbal le juega malas pasadas, como cuando en una comparecencia parlamentaria echó mano de una hipérbole desafortunada: "Si continuásemos gastando como estamos gastando, le aseguro que tendríamos los hospitales de Ruanda y Burundi en Catalunya". En otra ocasión, declaró a los medios que quien quisiera estudiar filología clásica "por placer" debería pagárselo de su bolsillo.