Las últimas acusaciones

Bárcenas sacude la manta de la corrupción y saca de quicio al PP

María Dolores de Cospedal, flanqueada por Juan Ignacio Zoido y Javier Arenas, ayer en la reunión interparlamentaria que el PP celebra en Almería.

María Dolores de Cospedal, flanqueada por Juan Ignacio Zoido y Javier Arenas, ayer en la reunión interparlamentaria que el PP celebra en Almería.

GEMMA ROBLES / MADRID
PILAR SANTOS / ALMERÍA

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fue a primera hora de la mañana de ayer cuando un misil informativo explotó en la sede del PP: El extesorero Luis Bárcenas repartió, mensualmente y durante años, sobres con dinero negro a secretarios ejecutivos, cargos públicos y otros miembros del aparato del partido. O al menos eso es lo que sostenía el diarioEl Mundo, una gravísima acusación que se vio obligada a capear desde bien temprano la actual número dos de los populares, María Dolores de Cospedal, quien aseguró que no le «consta» que esas prácticas se hayan llevado a cabo ni en su etapa ni en otras anteriores. A la palestra salieron también dos exsecretarios generales del PP, Javier Arenas y Ángel Acebes, para negar la mayor. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tuvo que responder desde la sala de prensa de la Moncloa por su etapa de secretaria ejecutiva en el partido: «Ni vi, ni se me ofreció ningún sobre, y por supuesto, no lo hubiera aceptado ni me habría callado», recalcó Santamaría, informaPatricia Martín.

Los nervios en la casa política de Mariano Rajoy eran ayer evidentes. En una reunión de populares en Almería, Cospedal, después de haber paseado por varias emisoras radiofónicas, pidió a los suyos tranquilidad y sentenció que, en el PP, «quien la hace la paga», y que «cada palo» debe «aguantar su vela», en clara alusión a Bárcenas y a sus supuestas amenazas de tirar definitivamente de la manta. De hecho, tan solo unos minutos antes de esas palabras de la número dos del PP, el abogado de Bárcenas, Miguel Bajo, había retado públicamente al Ministerio de Hacienda y a los populares a investigar si hubo reparto de sobres con dinero. A esas peticiones de investigación interna se sumó a su manera Esperanza Aguirre, quien advirtió de que esta puede ser «una crisis institucional gravísima».

«ESTO EMPEZÓ CON FRAGA» / Ni el letrado hablando de sobresueldos, ni Aguirre pidiendo «mano dura» ayudaron a relajar tensiones en el PP. Mucho menos lo hizo que Jorge Vestrynge, quien ocupó la secretaría general en tiempos de la Alianza Popular entre 1979 y 1986, confirmara sin inmutarse que el reparto de «sobrecitos» ha sido práctica habitual en las filas populares. «Todo el mundo o miraba para otro lado o recibía», llegó a decir Vestrynge en declaraciones a Cuatro, donde, eso sí, matizó que estas corruptelas no tenían lugar bajo su mandato y que llegaron después, a partir «de 1988». «Esto empezó con Fraga en la presidencia [...]. Supongo que se le ocurriría a Ángel Sanchís, que era entonces tesorero, y luego a Bárcenas, y a partir de ahí, siguió. Evidentemente todos los presidentes no podían dejar de saber que eso se producía, ni los secretarios generales», espetó.

Vestrynge agregó que a él le constaba, como sostieneEl Mundo, que fue Cospedal quien desterró la costumbre de pagar sobresueldos en dinero negro (las cantidades oscilaban, al parecer, entre los 5.000 y los 15.000 euros mensuales, dependiendo del rango del dirigente y procedían del pago de comisiones de constructoras) y que ella actuó con la bendición de Rajoy.

Lo que a nadie que conozca la dirección popular se le escapa es que las relaciones entre Cospedal y Bárcenas eran algo más que malas desde que la secretaria general llegó a la cúpula del PP y que, precisamente la obsesión de la dirigente por echarle en cuanto se conoció su implicación en elcaso Gürtelaumentó, como admiten en su entorno, sus discrepancias con Javier Arenas, que defendía a su amigo y apostó por la continuidad del extesorero en el partido. Durante mucho tiempo Arenas se salió con la suya, hasta que Rajoy se decidió (tras mucho pensárselo, como en él es habitual) a inclinar la balanza en favor de Cospedal.

UNA SALA EN LA SEDE / El presidente del PP logró entonces que Bárcenas abandonara la organización política... pero no del todo: el jefe de los conservadores autorizó que el extesorero pudiera acudir a la sede central de la calle de Génova a consultar documentación para preparar su defensa. Eso explica, según fuentes populares consultadas por este diario, que Bárcenas haya acudido en varias ocasiones a dicha sede (estuvo por allí el miércoles pasado) y que se le haya visto rodeado de cajas de papeles en una sala de juntas -que no un despacho propio- en los últimos tiempos. No obstante, Bárcenas es consciente de que ya no es bien recibido allí, pese a que se le permita acceder al edificio con su coche y aparcar en el garaje o que la que fue su secretaria, ahora responsables de viajes en el PP, siga recogiendo los recados que le llegan. Por eso se atrevió a pedir que en las paredes de la sala a la que solía acudir, que son de cristal, se colocaran vinilos de mayor dimensión que en otros despachos, para que no se le pudiera ver desde fuera. Pero Cospedal, según cuentan, lo impidió.

Está por comprobarse si Bárcenas, en alguna de sus visitas, comentó a la dirección del PP que tenía millones ocultos en Suiza. Cospedal asevera que se desconocía y que, cuando se supo por la prensa, volvió a auditar las cuentas populares, sin encontrar nada. Por lo visto, se desconocía también que se había acogido a la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro (bastante tocado con este asunto) aunque en el ministerio lo siga negando.

Lo que los populares saben con certeza es la indignación que este caso, al que le queda recorrido, está causando entre los ciudadanos. Algunos se manifestaron ayer.