LOS CANDIDATOS A ALCALDES 3

Ballesteros, en solitario

RAFAEL MORALES
TARRAGONA

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Si no ocurre un descalabro en los 10 meses de mandato que le quedan, Josep Fèlix Ballesteros (PSC) se presenta como el candidato más firme para volver a conquistar la alcaldía de Tarragona en las elecciones municipales del 2015. No parece que la crisis general que padecen los socialistas en Catalunya y la particular que tienen en la capital del sur, hayan hecho demasiada mella en Ballesteros. Tampoco ha dejado heridas profundas en su imagen el desgaste del gobierno en minoría que ha sido capaz de liderar en los últimos tres años. Está por ver el alcance de la pelea que presentarán a partir de septiembre sus dos grandes rivales de la oposición: Victòria Forns (CiU) y Alejandro Fernández (PP).

Explican algunos analistas de la actualidad política de Tarragona que Ballesteros solo cuenta con su prestigio personal para alcanzar el tercer mandato consecutivo. «Es un gestor, no un ideólogo», aseguran esos expertos al mismo tiempo que apuntan que algunos de los políticos que tiene a su alrededor, «más que sumar, le restan» prestigio. Su vocación es la de ejercer de alcalde. Ha repetido, aunque no por ello dejó de postularse en el 2011 para suceder a José Montilla como primer secretario del PSC.

PERFIL CONCILIADOR / Ballesteros también ocupa el puesto de primer secretario de la federación socialista del Camp de Tarragona, pero el poder del aparato del partido lo siguen ejerciendo hombres como Xavier Sabaté, exconseller y actual diputado en el Parlament, y Joan Ruiz, diputado en el Congreso con una  larga trayectoria en la política local. Ese perfil de intermediario y conciliador, que le permite vestirse tanto con la faja de casteller como con los hábitos de un cofrade en Semana Santa, es probablemente el que ha permitido al actual alcalde tener un mandato, en minoría, más plácido de lo que se preveía en un principio.

Ha gobernado con apoyos puntuales de los dos grandes grupos de la oposición, circunstancia que lleva a pensar a algunos que Forns y Fernández no han aprovechado la oportunidad -quizás en aras de la gobernabilidad-, de ejercer una oposición dura y corrosiva. La primera, porque, según los críticos, no ha dado la talla; y el segundo, porque parece haber estado demasiado ocupado como diputado en Madrid. Incluso Arga Sentís, única concejal de ICV en el consistorio tarragonés, ha utilizado muchas veces guante de seda para criticar al alcalde.

ASIGNATURAS PENDIENTES / Esa mano izquierda que ha demostrado tener Ballesteros le ha permitido cumplir con buena parte de su programa electoral y seguir aprovechando la baza de prestigio que le puede dar la organización de los Juegos Mediterráneos del 2017, a pesar de los recortes obligados por la crisis. Pero también le quedan asignaturas pendientes. Es el caso de las largas e inacabadas obras del mercado central o el polémico párking Jaume I, situado en el casco antiguo. El gobierno de CiU y PP lo proyectó en el 2002 con un presupuesto de 3,9 millones de euros, pero hoy sigue bajo investigación judicial, cerrado e inservible, a pesar de una inversión total que podría rondar los 30 millones.

Además, CiU ha ido de descalabro en descalabro desde que Joan Miquel Nadal dejó la alcaldía en el 2007. Sus sucesores no han sabido aprovechar los réditos que dejó tras 18 años de mandatos sucesivos. Joan Aregio, actual responsable de Ocupació i Relacions Laborals del Departament de Empresa de la Generalitat, no pudo con Ballesteros y propició una mayoría de gobierno de PSC (13 concejales) y ERC (dos).  Lo mismo ocurrió en el 2011, cuando la lista de Forns perdió otro edil (CiU pasó de ocho a siete) y, tras un controvertido debate interno, no se atrevieron a formar un gobierno de coalición con el PP para desbancar al socialista.

Forns se mostró a favor de un gobierno de concentración. «O entramos todos o ninguno», dijo la candidata de CiU, en una decisión intervenida por la cúpula del partido, tras sopesar los riesgos de una alianza en solitario con el PSC o con los populares de Fernández.

EUFORIA POPULAR / Un camino contrario al de CiU está recorriendo en Tarragona el PP bajo el liderazgo de Fernández. Los populares no han parado de crecer. En el 2011 ganaron tres concejales (sumaron un total de siete e igualaron a CiU) y meses después alcanzaron la euforia al sumar más votos que nadie en las elecciones generales en la capital. Desde entonces, Fernández no ha parado de proclamar que será el alcalde de Tarragona en el 2015.