LA ESTABILIDAD DEL EJECUTIVO CATALÁN

Escrache a la CUP, la opinión de Roger Palà

La derecha catalana está demasiado acostumbrada a gobernar por decreto

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, este miércoles, en el pleno del Parlament.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, este miércoles, en el pleno del Parlament. / periodico

ROGER PALÀ

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La Catalunya del 'procés' colapsa por la enmienda a la totalidad de la CUP a los presupuestos de Junts pel Sí. Pero más allá de la reacción furibunda del entorno convergente, está la dura aritmética: CDC tiene hoy solo 30 diputados en el Parlament. En 2010 tenía 63. En seis años, el soberanismo ha virado a la izquierda, pero Convergència ni lo ha entendido ni lo ha asumido. Pretende que un partido anticapitalista le vote los presupuestos sin ni siquiera incrementar los impuestos a los 'superricos' catalanes. No estamos hablando precisamente de socializar los medios de producción, sino de tocar un poco el IRPF de los que de ganan más de 100.000 euros.

La derecha catalana está demasiado acostumbrada a gobernar por decreto. El actual escenario, en cambio, requiere negociación, negociación y, cuando todo parece perdido, más negociación. Los sectores más soberanistas de CDC, y en especial Puigdemont, lo saben. Por eso el 'president', como avanzó EL PERIÓDICO, estuvo negociando durante el fin de semana con el diputado cupero Benet Salellas. Pero los sectores más duros, que controlan el aparato del partido, defienden que el paso al lado de Mas fue un error, que hay que romper la baraja e ir a elecciones. Hacer un 'remake' del 27-S para corregir lo que consideran un gran error de la historia: los 10 determinantes diputados de la CUP.

El actual escrache a los cuperos tiene mucho teatro electoral de la precampaña del 26-J. En realidad, la difusa hoja de ruta de Junts pel Sí no menciona en ningún momento la palabra presupuestos. Lo que importa son las llamadas 'leyes de ruptura'. Nada impide que el Govern siga trabajando con presupuestos prorrogados e inicie una negociación más a fondo con la CUP cara a conseguir un acuerdo para el 2017.

La cuestión de confianza propuesta por el 'president' es un movimiento inteligente en esa dirección. Es un ejercicio de realismo y puede mostrar debilidad. Pero al mismo tiempo que pone presión a la CUP, también frena la embestida de los ‘halcones’ convergentes que querrían elecciones ya. Ahora, si hay adelanto, será a finales de año. Una eternidad en la lógica de la política catalana de los últimos tiempos. El ‘procés’ puede darnos aún más tardes de gloria.

*Periodista de 'Crític'