ANÁLISIS

Desconectando enchufes

JOAN J. QUERALT

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La condena emitida este lunes por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya por los delitos de tráfico de influencias (contra Daniel Fernández, los hermanos Manuel y Francisco Bustos --el exalcalde y el exteniente de alcalde de Sabadell-- y prevaricación (contra la aún alcaldesa de Montcada i Reixac, Elena López), va a suponer, previa confirmación por el Tribunal Supremo (TS), un giro copernicano en la forma de entender la cosa pública: se acabará con el enchufismo y con la patrimonialización de la Administración.

Hace poco, el TS ratificó la condena por prevaricación contra Baltar padre, sempiterno presidente de la Diputación de Ourense: contrató a 104 personas a dedo en el primer semestre del 2010. Días atrás, en la comisión ad hoc del Parlament, sin que ningún parlamentario chistara, Marta Pujol Ferrusola manifestó haber recibido encargos de la Generalitat (1988-1997) una docena de veces sin concurso alguno y gozar de plaza en los ayuntamientos de Sant Vicenç de Montalt i de Sant Andreu de Llavaneres con igual proceder.

En el 2012, para contratar personal de alta dirección, y no personal de confianza como se quiso hacer ver en un principio, Montcada i Reixac dictó unas bases intachables y contrató a un gabinete de selección de personal para estos puestos de relieve, Sin embargo, visto que la propuesta de la comisión técnica ad hoc no era del agrado de personas ajenas a aquel ayuntamiento, se presionó para que la contratación recayera en la candidata que había sido declarada no apta. Para dar apariencia de legalidad, se presionó a dicho comité de selección; así, se calificó a las dos candidatas como aptas, de modo que la alcaldesa pudiera elegir a quien mejor le conviniera.

La persona a la que, digámoslo con todas las letras, había que enchufar era una exalto cargo cesante de la Generalitat y pareja sentimental del jefe de la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Sabadell. Ello, al parecer, propició que Manuel Bustos, exalcalde de Sabadell, tomara cartas en el asunto y, auxiliado por su hermano, presionara a la alcaldesa de Montcada i Reixac en favor de su recomendada. No debió quedar muy convencida, pues Manuel Bustos hizo entrar en liza nada menos que al entonces secretario de organización del PSC y diputado en las Cortes Daniel Fernández. Al final, la intercesión, el enchufe, dio resultado, aunque, descubierto el pastel, duró poco. El descubrimiento fue un hallazgo casual al estar bajo investigación el, en esa época, todavía alcalde de Sabadell en el denominado caso Mercuri, que consta de 31 piezas, siendo la de este amaño la quinta. Las escuchas son demoledoras.

La patrimonialización de la Administración, la no separación entre hogar y oficina, es algo secular por estos pagos. Sigue siendo un lastre premoderno y predemocrático. Si hay un amigo, un colega o incluso un conocido, propio o de un tercero, ningún problema: se fuerza la mano y se le coloca. Pudiera alegarse que el enchufado está preparado.

Pero con una cifra de más de 4 millones de parados, gente capaz nos sale por las orejas. En fin, el enchufar se va a acabar.