AMBIENTE PARLAMENTARIO

Un fruto muy seco

Escaños vacíos en la bancada del PP mientras se discute la moción de censura.

Escaños vacíos en la bancada del PP mientras se discute la moción de censura. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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En el hemiciclo del Congreso suele haber un carrito con agua y café para los diputados. Un camarero se encarga de que haya bebidas en todo momento, pero este martes, durante el primer día de la moción de censura a <strong>Mariano Rajoy</strong> presentada por Podemos, había tantos parlamentarios fuera de sus escaños que el responsable de esta tarea se preguntó si tenía sentido.

“Yo no sé para qué los llevo, si está todo el mundo en la cafetería”, dijo mientras arrastraba el carrito.

Dentro, Pablo Iglesias hablaba de los escándalos de corrupción del PP y de sus leyes más polémicas. Hablaba de “lo que es España” (“España es una una teleoperadora que cobra 700 euros al mes” y “un mozo de mudanza que nació en Ecuador”, entre otras muchas cosas) y de las puertas giratorias. De su programa de gobierno y de los “cinco vectores de cambio”. Hablaba de Quevedo y Machado, de Cánovas y Sagasta, del conde de Retamoso, de Tarradellas y de la rebelión cantonal en el siglo XIX. Pocos seguían sus palabras.

La moción de censura es un instrumento insólito, solo utilizado en tres ocasiones durante este periodo democrático, pero esta sesión tuvo la amplitud temporal de las grandes citas y el tedio de los debates menores, esos en los que se aborda un tema muy técnico a instancias de un grupo pequeño. En parte porque la iniciativa estaba abocada al fracaso y en parte porque los dirigentes de Podemos aprovecharon al máximo su derecho a intervenir sin límite de tiempo (Irene Montero habló durante más de dos horas; Iglesias durante tres), hubo asientos vacíos por casi todas partes.

Sobre todo en la bancada del PP, pero no solo, y en cualquier caso Rajoy permaneció en su sillón de las nueve de la mañana hasta el receso de las cinco de la tarde, ayudado en esas ocho horas por una bolsa de frutos secos. El presidente del Gobierno los ingería con parsimonia, incluso con cierta desgana, acorde con la actitud que exhibió frente a Montero e Iglesias.

UNA ENUMERACIÓN HIPNÓTICA

La apatía recorrió el hemiciclo de izquierda a derecha, tanto dentro como fuera de Podemos y sus aliados, alcanzando incluso a sus invitados más ilustres. El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, de la plataforma Marea Atlántica, aprovechó su presencia en la tribuna de invitados para jugar en su tablet al conocido videojuego Candy Crush mientras hablaba Montero.

Ni la portavoz parlamentaria ni el secretario general sacaron de sus casillas a los conservadores con sus ataques a los múltiples trapos sucios que planean sobre sus siglas, pero al menos la primera logró que hubiera silencio durante una parte de su discurso, cuando citó los escándalos del PP. Hay algo hipnótico en una buena enumeración, así que conviene detenerse en ella: “Gürtel, Púnica, Lezo, Acuamed, Nóos, Andratx, Arena, Auditorio, Baltar, Bárcenas, Biblioteca, Bitel, Bon Sosec, Bomsai, Brugal, Caballo de Troya, Camps, Campeón, Carioca, Carmelitas, Castellano, Catis, Ciudad del Golf, Construcción, Lino, el Roblecillo, Emarsa, Eólico Canarias, Faycán, Fitur, Funeraria, Guateque, Ibatur, Imelsa, Inestur, Lasarte, Líber, Madeja, Marchelo, Mercamadrid, Naseiro, Novo Carthago, Ópera, Orquesta, Over Marketing, Palma Arena, Patos, Piscina, Pokémon, Porto, Rasputín, Escala, Taula, Terra Natura Benidorm, Torres de Calatrava, Torrevieja, Tótem, Troya, Túnel de Sóller, Turismo Joven, Umbra, Uniformes, Zeta, Parques Eólicos y Cooperación”.