Los otros políticos

Algo más que travesuras

«'Volem el pa sencer'» Como en la canción de Ovidi, a los iaioflautas les ha entrado hambre. Y van más allá de la 'okupación' de bancos enfundados en petos fluorescentes. Ahora van a por la autogestión. Y ven estéril a todo partido político que no gobierne de la mano de la ciudadanía y se enfrente a los llamados mercados. Pero no todo es activismo en la vida de estos nuevos jóvenes.

Protesta frente a la sede del Ministerio de Empleo en Barcelona.

Protesta frente a la sede del Ministerio de Empleo en Barcelona.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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LOS IAIOFLAUTAS

Tras separar una cortina de lona, en la entrada del Ateneu Roig, aparece una sala diáfana de paredes de ladrillo pintadas de blanco como el techo, del que cuelgan focos de teatro apagados. Tomamos cada uno una silla plegable del rincón, donde se amontonan una docena de ellas. Y nos sentamos alrededor de una mesa, a hablar. Alfons, Celes, Antonia, Juan, Rosario y Encarnació. Bolígrafos, cuadernos, un iPad. Su objetivo, luchar por los derechos de sus hijos y nietos. Su método, el activismo. Sus logros, concienciación... y algo más que descubriremos al final de la charla.

Los vemos en la calle, megáfono en mano, haciendo lo que ellos llaman «travesuras» y que no son otra cosa que okupaciones, con k. De bancos, de sedes gubernamentales... «Y dos veces en la Bolsa», proclama con orgullo Rosario, que trenza sus canas en una larga cola. Enfundados en petos fluorescentes con su nombre, inspirado en la dirigente del PP Esperanza Aguirre cuando, en una de sus habituales provocaciones, mostró su despreció hacia los «perroflautas».

Pero, ¿qué hay tras esta agitación? Su última acción fue okupar la Conselleria de Empresa i Ocupació para exigir la renta básica garantizada. Encarnació estuvo allí y está indignada: «Logramos reunir a una cantidad importante de gente fuera y dentro. Y el conseller no nos recibió. Es inadmisible. Este señor está al servicio del pueblo. Esto ha de cambiar radicalmente».Gobierno y poder

Lección primera: los iaioflautas confían más en la acción directa que en entregar los clásicos manifiestos de protesta al político de turno. «Acaban en la papelera», describe Alfons. «¿Que sube el precio del autobús? Pues okupamos el autobús».

Lección segunda: sienten una gran desconfianza hacia los partidos políticos. «No milito en ningún partido pero pienso políticamente y me siento más cercana a iaioflautas, a Stop Pujades... No hay una vinculación de los que mandan con el pueblo», se lamenta Encarnació.

Dicho lo cual, distinguen entre gobierno y poder. «Que la izquierda llegue al gobierno no quiere decir que llegue al poder. No le dejan transformar la sociedad. Tienes que gobernar y necesitas dinero...», avisa Juan, muy serio. ¿Le pasará al Gobierno griego de Syriza? «Si no nacionalizan la banca, si no se cuadran, les pasarừY les pasará si la ciudadanía abandona», añade enseguida Alfons. «No hay que bajar los brazos cuando mandan los tuyos y eso, por desgracia, ha pasado. Hay que estar ahí para decirles que no lo están haciendo bien si se da el caso. Y ponerse a las puertas del Parlament para contrarrestar la fuerza del sistema económico».En Harmonia

¿Cuál es entonces su idea de democracia? La respuesta llega en forma de ejemplos. Alfons cita el Ateneu popular l'Harmonia, de Sant Andreu, del que reivindica la gestión popular. Y de ahí a la actuación en un ayuntamiento con consejos de participación o en el Govern. Por ejemplo: para la gestión del transporte público, piden que en la mesa de toma de decisiones esté Stop Pujades, al mismo nivel que los técnicos institucionales. «La base de todo es el control popular», subraya Antonia. «No pedimos más participación, pedimos compartir el poder», zanja Celes, citando las reflexiones surgidas en el tercer aniversario de la organización.

¿Se presentarán a las elecciones? «¡Vade retro, satanás! ¡No!». Y eso que novias no les han faltado. Todos los partidos, salvo el PP, se han interesado por estos aparentemente inofensivos abuelos que, travesura tras travesura, suman cerca de 500 activistas en Catalunya que no se dedican precisamente a pasarse el día jugando a las cartas o viendo la tele. «Hace dos años el PSC de Barcelona hizo unas jornadas y nos invitó. En la intervención fuimos contundentes. Al final, hubo 12 que se apuntaron», se felicita Celes.

Sobre Guanyem Barcelona también exponen sus recelos. Antonia muestra sus dudas porque «Iniciativa se ha ido adjudicando los espacios a los que se ha incorporado, pero ahora se añade a una serie de movimientos entre los que está en minoría. Veremos si se trata de apropiarse de ellos o participar de igual a igual».

Y al mencionar a Podemos, lluvia de ideas: «Está por ver». «Es una ilusión de mucha gente con ganas de unidad». «Tiene un paralelismo muy fuerte con el PSOE de la transición»...

Pero hay algo más. A la pregunta de si además de lucha conjunta ha surgido el amor entre ellos, se ríen a carcajadas. O sea, que sí. «Ha habido aproximaciones», reconoce uno. «Acumulamos años, pero viejos no somos», describe Juan con una mirada pícara. Joven.