Aires de fiesta en el 9-N de París

963 personas habían votado a las 19.30 horas en la capital francesa

EVA CANTÓN BARCELONA

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"Estamos muy contentos de haber participado. Esto es una fiesta. Es un día histórico, el principio de un camino". Así resumían Carles Blas y Lourdes Jacas, una pareja de Begues recién llegada a París para pasar una semana de turismo, sus sensaciones tras haber depositado su voto este domingo en la delegación del Govern de la capital francesa. Como ellos, muchos ciudadanos se sumaron a la consulta y minutos antes de las 19.30 horas habían participado 936 personas.

"Llegaremos a los 1.000. Seguro. En seguida se va oír un grito de alegría" auguraba el delegado de la Generalitat en ParísMartí Anglada cuando quedaba apenas media hora para el cierre de la delegación. Las papeletas se enviarían luego por mensajería a Barcelona.

La jornada transcurrió sin incidentes, en un ambiente de entusiasmo y con una afluencia que al medio día desbordó las mejores previsiones y obligó a colocar una segunda urna. Hubo que echar mano incluso de los voluntarios suplentes, como Laia, universitaria de la Pompeu Fabra que reside temporalmente en París porque está realizando un Erasmus.

"Ya que no podía estar en Catalunya este día tan importante, rellené el cuestionario para presentarme como voluntaria y me llamaron a las 11 de de la mañana porque había mucha cola", dice. Para ella la jornada es importante porque "es democrático preguntar a la población qué futuro quiere para Catalunya".

Un total de18 voluntarios han colaborado en las tareas del 9-N en París, cuatro de ellos pertenecientes a la propia delegación del Govern. Aunque es difícil ofrecer una cifra, se calcula que en la capital francesa residen unos 30.000 catalanes. Para poder depositar la papeleta en la urna, bastaba con acreditar la residencia en Catalunya, hacer una fotocopia del DNI y firmar en el momento del voto. A primera hora de la tarde, eran unos 18 los catalanes que, a pesar de haberse acercado a la delegación, no pudieron votar al no cumplir los requisitos, según señaló Anglada.

Para Juan José Martínez Taboada, que lleva tres años en París completando sus estudios de ingeniería, el acto de este domingo es "una manera de decir que hay que hacer algo, en un sentido o en otro, porque la situación en Catalunya ya no se puede aguantar más". También es crítico con la manera en qué se ha gestionado la consulta tanto en Madrid como en Barcelona. "El debate no se ha hecho bien", lamenta.

LA VOZ DE LA GENTE

"Contradicción" es la palabra que le viene a la cabeza a Laura Bel, una joven que trabaja en la capital francesa en una empresa de reciclaje, al hablar de la celebración de la consulta. "Estoy un poco contrariada porque vivimos en París, en Europa, que es un proyecto de apertura y votamos por lo contrario. Pero siempre he estado a favor de que hubiese una consulta, independientemente de lo que se vote. Es difícil explicar a los franceses lo que pasa en Catalunya", reconoce.

Una joven nacida en Ecuador y residente en Barcelona resumía así el motivo que la llevó a participar en el 9-N: "La voz de la gente es más importante que cualquier otra cosa".