LOS TRASVASES DE LOS SIMPATIZANTES

El vaivén de los votos

CDC y ERC mantienen una alta fidelidad de su electorado y C's exprime las fugas del PPC

RAFA JULVE / BARCELONA

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El proceso soberanista ha convertido la carrera electoral del 27-S en una coctelera de nuevas siglas y candidatos agitada por un vaivén de votos. Ciutadans y CDC-ERC (ahora en Junts pel Sí) son quienes logran mantener una mayor fidelidad de partidarios respecto de las elecciones del 2012. PP y PSC, en cambio, siguen siendo unos grandes coladeros, mientras que los simpatizantes de ICV-EUiA (compañera de Podem en Catalunya Sí que es Pot) y los antiguos votantes socialistas son los que muestran un mayor grado de indefinición.

Más de siete de cada 10 catalanes (el 71,1%) que se decantaron por Ciutadans hace dos años tienen claro que volverán a hacerlo a finales de mes. Sin embargo, eso no bastaría para que el partido de Albert Rivera Inés Arrimadas alcance los 25-27 diputados que le vaticina este sondeo del Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP). A falta de comprobarse si el 'efecto Albiol' empieza a notarse en las próximas semanas, una remontada que varios cargos populares pronosticaban ayer en la escuela de verano de Lloret de Mar en un intento de insuflar ánimos a los suyos, la clave de ese notable ascenso del partido naranja la tiene la fuga de papeletas del PPC.

En concreto, el 37,8% de los votantes conservadores en el 2012 (cuatro de cada 10) aseguran que darán su apoyo a Arrimadas el 27 de septiembre. Es el mismo porcentaje de personas que afirman que volverán a apostar por los conservadores. Una cifra de fidelidad realmente baja, únicamente mitigada por el hecho de que la del PSC es aún peor.

LA INCÓGNITA SOCIALISTA

Solo tres de cada 10 catalanes que confiaron en Pere Navarro (el 30,5%) están convencidos de que lo harán ahora por Miquel Iceta. Con una incógnita en el alero: el 43,8% de aquellos no definen qué harán en la próxima cita con las urnas, lo que puede servir al PSC para intentar ver el vaso menos vacío, puesto que en los antiguos votantes del PPC la indefinición es mucho menor (del 24,3%), lo que demuestra que el margen que tiene el partido de Mariano Rajoy es más estrecho a la hora de intentar convencer a sus exsimpatizantes.

La marejada es mucho menor en el bloque soberanista. El 65,4% de los catalanes que se alinearon con CiU en el 2012 y el 71% de los que lo hicieron con ERC se trasladarán con ellos a Junts pel Sí. En ese flanco constan también como datos reseñables que Unió solo logrará capitalizar el 1,6% de los votantes de CiU en su aventura en solitario y con Ramon Espadaler al frente, mientras que el 21,2% de los partidarios de la CUP saltarán el 27-S a brazos de Junts pel sí. La candidatura que lidera Antonio Baños, que mantendrá una fidelidad del 63,6%, se quedará a su vez con el 7,2% de votantes republicanos y con el 5,8% de quienes apostaron por ICV-EUiA en el 2012.

LA APUESTA POR RABELL

Como sucede con el PSC, parece que los ecosocialistas y Podem no acaban de convencer a los suyos con su actual marca de Catalunya sí que es Pot. Solo el 36,5% de los ciudadanos que votaron a Joan Herrera dan por hecho que confiarán en un Lluís Rabell quien deberá seguir echando el resto para darse a conocer (solo el 36,5% del electorado sabe quién es). El 42,3% de los simpatizantes de ICV en los últimos comicios al Parlament, en cambio, no se definen.

Ciutadans al margen, la actual inconcreción de un elevado número de votantes no soberanistas demuestra que la campaña electoral tendrá en esta ocasión una relevancia mucho mayor que en anteriores contiendas. En las próximas tres semanas la coctelera de papeletas seguirá agitándose y cualquier patinazo de uno u otro candidato cobrará más trascendencia que en otras ocasiones.