REUNIÓN DEL COMITÉ FEDERAL

Rubalcaba se batirá con Rajoy

El candidato del PSOE pretende dejar Interior y conservar la vicepresidencia

Zapatero, en primera fila, y Rubalcaba y Chacón, detrás, ayer, en la sede del PSOE.

Zapatero, en primera fila, y Rubalcaba y Chacón, detrás, ayer, en la sede del PSOE.

JUAN RUIZ SIERRA / ROSA PAZ
MADRID

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Él no se mueve. Otros se mueven por él. No se postula. Lo postulan. Alfredo Pérez Rubalcaba aceptó convertirse en el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, y batirse con Mariano Rajoy, después de que el viernes José Luis Rodríguez Zapatero y los barones territoriales concluyesen que no podía ser otro más que él, y de que ayer, en la reunión del comité federal socialista -máximo órgano del partido entre congresos-, sus integrantes lo aclamaran como la única tabla de salvación posible para un proyecto que tras el 22-M ha perdido casi todo su poder autonómico y municipal. «Estoy a vuestra disposición», dijo el vicepresidente, subrayando así la idea de que da el paso, más que por voluntad propia, porque el partido se lo pide.

Laoperación Rubalcaba echó a andar mucho antes de que el presidente anunciara el pasado 2 de abril que no se presentaba a la reelección. Aquello era un secreto a voces. El único obstáculo en el camino -la titular de Defensa, Carme Chacón, que quería presentarse a unas primarias que Zapatero también deseaba pero que luego no consideró conveniente tras la hecatombe electoral- fue despejado el jueves pasado, cuando la ministra dio marcha atrás acusando -sin citar directamente- a los partidarios de Rubalcaba de poner en riesgo la «estabilidad del Gobierno» con tal de enterrar las elecciones internas. A diferencia de otros intervinientes, que alabaron su «generosa» decisión, el vicepresidente no mencionó en ningún momento a Chacón, pero dijo algo que la mayoría de los socialistas entendieron como un reproche a la ministra, que ayer no dijo nada y observó la proclamación de su rival con rostro de escasa alegría.

«Hasta ahora no he hecho ninguna declaración, ningún gesto, ningún movimiento en relación con este proceso -señaló el candidato-. Se cuentan con los dedos de las manos los que me han oído hablar de esto en privado. Es muy importante haberlo respetado. Eso no quiere decir que no haya pensado en ello».

LA RENUNCIA / Al contrario. Rubalcaba ya ha decidido, a grandes rasgos, lo que quiere hacer. Como miembro del Gobierno y como aspirante socialista a las generales. Según fuentes de su entorno, tiene la intención de abandonar Interior y continuar como vicepresidente. El ministerio ocupa mucho tiempo y esfuerzos, pero el motivo principal es otro: Interior se encarga de garantizar el proceso electoral y podría parecer contradictorio que el titular de esa cartera fuera a su vez candidato a la presidencia del Ejecutivo.

«Vamos a cambiar muchas cosas. Vamos a rediseñar el Estado del bienestar. Tenemos que innovar. Tenemos que cambiar. Esa es la base de un nuevo proyecto político para presentarnos a las elecciones», dijo en su discurso de aceptación de la candidatura. No fue más allá. Entre otras cosas, porque, en rigor, aún no es el aspirante oficial. De momento, solo es candidato a unas primarias que ayer se abrieron pero a las que en principio nadie concurrirá más allá de Rubalcaba, que será nombrado el 18 de junio. Así que los militantes no votarán. Hubo un momento en el que el vicepresidente lo dejó entrever. «Así que me voy a presentar a....», dijo. Silencio. Esbozó media sonrisa. «Eso, a las primarias».

LAS HERIDAS / Y así se cerró, al menos por el momento, la caja de los truenos abierta esta semana. Algunas de las recientes heridas, sin embargo, continuaron supurando. En las intervenciones a puerta cerrada, el primer secretario del PSC, José Montilla, dijo que habían pasado cosas que no le habían «gustado mucho», en referencia a la reclamación del lendakari, Patxi López, de que había que celebrar un congreso para renovar el proyecto y cambiar la cúpula del partido. El extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, miembro de la vieja guardia socialista que también encarna el vicepresidente, sostuvo que este debía salir del comité convertido en «el auténtico líder» del PSOE. El asturiano Javier Fernández señaló que le gustaba más el candidato que el procedimiento para elegirlo, suscribiendo la tesis de que era mejorable en términos democráticos. Y el propio Zapatero, al final, reconoció que el proceso habría sido otro -es decir, que habría habido primarias de verdad- si el batacazo del 22-M no hubiese sido tan duro.

Pero ahora todos están ya con Rubalcaba. «No vamos a las elecciones a obtener derrotas dignas -dijo el vicepresidente, en un mensaje dirigido a los que consideran que es un candidato para salvar los muebles y poco después de los comicios ser

reemplazado por otro dirigente más joven-. Solo os pido una cosa: que tengáis tantas ganas de ganar, tanta fuerza y tanta determinación como tengo yo». Explicó que se presentaba por sus «ideas», por la «gente», por los «militantes». «Y por vosotros [en referencia a los candidatos autonómicos y municipales], que habéis perdido las elecciones habiendo hecho una excelente gestión». Curioso. Zapatero había dicho antes que él era el principal responsable de la derrota. Rubalcaba, en cambio, no la asumió como propia.