MARCHA SOCIAL en plena campaña

Los damnificados por el recorte claman ante un Mas inflexible

MOVILIZACIÓN TRANSVERSAL3 Arriba, a la izquierda, varios manifestantes portan un muñeco de Mas a lo Eduardo Manostijeras, frente a la estación de França. A la derecha, una madre y su hijo recorren la Via Laietana. Abajo, a la izquierda, dos muje

MOVILIZACIÓN TRANSVERSAL3 Arriba, a la izquierda, varios manifestantes portan un muñeco de Mas a lo Eduardo Manostijeras, frente a la estación de França. A la derecha, una madre y su hijo recorren la Via Laietana. Abajo, a la izquierda, dos muje

NEUS TOMÀS
BARCELONA

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Uniformada con la bata blanca que viste cuando atiende a los pacientes del Hospital de Bellvitge, una doctora resumía su triple motivo para manifestarse contra los recortes del Govern: «Vengo como usuaria de la sanidad pública, como profesional del sector y en solidaridad con los compañeros que ya se han quedado sin trabajo». A su lado, una enfermera del mismo centro asentía y añadía: «Este verano, por favor, que nadie se ponga enfermo porque no sabemos cómo podremos atenderle». Batas blancas, camisetas amarillas reivindicando una educación de calidad, globos rojos de los grandes sindicatos y tijeras dibujadas por doquier inundaron la Via Laietana de Barcelona. Según los organizadores, 200.000 personas -un cálculo que la Guardia Urbana redujo hasta las 30.000- clamaron contra la política de recortes del Ejecutivo de Artur Mas. Pero, a diferencia de la protesta de hace un mes, cuando el Govern tomó nota del malestar en la calle, abrió una ronda de contactos y anunció que aplazaba las medidas de ahorro más drásticas, esta vez no parece que la manifestación vaya a influir en los planes del Ejecutivo. «El Govern mantendrá el rumbo porque entendemos que estamos haciendo el mejor servicio al país», defendió elpresident.

A una semana de las elecciones municipales, el Gabinete de Mas sufrió la manifestación más multitudinaria desde que, hace cuatro meses, accedió al poder. En los despachos de la Generalitat se interpreta esta protesta como una estrategia orquestada entre los sindicatos y los partidos de izquierda para intentar restar votos a la federación nacionalista. «Una manifestación protripartito con la extraña complicidad del PP», como la definió ayer el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida.

«LOS DE LA PANCARTA» / La fecha escogida contribuye a dar la razón a Duran, aunque ayer no solo protestaron «los de la pancarta», como el presidente catalán los denominó hace unos días. También había padres y madres indignados porque en la escuela de sus hijos no se impartirá la sexta hora o porque consideran que se está poniendo en riesgo la calidad de la educación pública. Una de ellas, Vanessa, desfiló, como muchos otros, acompañada de sus dos hijos: «Estamos aquí para que garanticen los dos pilares del país, la sanidad y la educación. Dicen que quieren igualarnos al resto de Europa, pero para hacerlo deben asegurarnos un futuro con garantías».

Para desmontar tópicos, había incluso profesores de la escuela concertada. «Sí, nosotros somos de la concertada y no nos escondemos. A nosotros también nos han reducido el sueldo», explicaba Amparo. A pesar de la cantidad de pancartas alusivas a la educación, no hubo proclamas dirigidas a laconsellerade Ensenyament, Irene Rigau. En cambio, el nombre de su colega de Salut, Boi Ruiz, fue de los más coreados, y no para elogiarle. Tampoco Mas se escapó de las peticiones de dimisión.

Para intentar evitar las lecturas electoralistas, en la cabecera no hubo políticos y en la pancarta con el lema¡Basta de recortes! Defendamos los servicios públicos no se incluyeron siglas. Los partidos se situaron al final de la manifestación, con actitud y representación desigual. Todos querían estar (a excepción lógica de CiU), pero no todos estuvieron de la misma manera. Los más desacomplejados, los representantes de Iniciativa, cuya plana mayor asistió incluso vestida para la ocasión como demostró la portavoz, Laia Ortiz, con su camiseta deWorking Class.

También Esquerra lució pancarta propia, mientras que el PSC intentó pasar desapercibido, aunque se pudo ver alguna bandera del partido. La delegación de los socialistas estaba encabezada por Joan Ferran, que es de los pocos que, junto a Josep Maria Sala, no fallan nunca cuando hay manifestación. A su lado, diputados formados en la UGT como Jaume Collboni y Eva Granados, y valores al alza como la portavoz adjunta Laia Bonet. Prudente incluso para protestar, mezclado entre una delegación de trabajadores del Baix Llobregat, desfiló el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón. También pasó casi desapercibida la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín.

La presencia política más curiosa fue la que protagonizaron las diputadas del PPC María De los Llanos de Luna y Eva Granados, que escucharon, impasibles, las críticas a las mutuas sanitarias o las consignas en contra de la rebaja del impuesto de sucesiones para las rentas más altas, aprobada por el Govern y aplaudida por los populares.

EL MANIFIESTO / Los actores Manel Barceló y Txell Sota fueron los encargados de leer, a las puertas del Parc de la Ciutadella, el manifiesto conjunto en el que se llamó a la «rebelión» en contra de los recortes y en defensa de los servicios públicos. El objetivo, subrayaron, es evitar la fractura social. Los organizadores de la protesta criticaron también que el Gabinete de Mas aluda a la herencia del tripartito o a sus conflictos con la Administración central para justificar el tijeretazo. «Se utiliza como excusa la mala gestión del Govern anterior y la falta de acuerdo con el de Madrid», remarcaron.

Los sindicatos estaban exultantes, después de un Primero de Mayo más bien deslucido, teniendo en cuenta la que está cayendo. Para ellos, la marcha de ayer fue también un ejercicio de autoafirmación.