mirador

(z) los que se ofenden al leer estas líneas

CARLES Cols

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Una de las más seductoras fantasías de Jorge Luis Borges es la invención de una imaginaria enciclopedia china que clasifica el reino animal de un modo que solo el excepcional cuentista argentino podía plantear: (a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas.

La Diada, o tal vez la cena, me resultó el sábado tan indigesta que ahí estaba yo, de madrugada e insomne, buscando en la estantería esa fascinante clasificación animal porque su recuerdo fue lo que me despertó. Trataba en la penumbra de la cama de clasificar a los independentistas catalanes con coherencia, pero en la pesadilla solo obtenía caos.

(a) los que peregrinan a Quebec, (b) los que miran con desdén a quien no pronuncia bien setze jutges d'un jutjat..., (c) los que cuando necesitan dinero van a ver Fèlix Millet, (d) los que jamás pactarían con el PP, (e) los que han pactado con el PP, (f) los que no se hablan con otros independentistas, (g) los que denuncian al tendero de la esquina porque no rotula en catalán, (h) los que militan micrófono en mano, (i) los que se comportan como si Catalunya fuera la decimotercera tribu de Israel.

Es cierto. La lista deja fuera a decenas de miles de catalanes que, sencillamente, se aproximan con creciente simpatía al independentismo solo por cuán antipáticos son el PP y a menudo el PSOE cuando llenan la fosa séptica del anticatalanismo. Pero esa es otra cuestión. Lo que me quitaba el sueño de madrugada era lo transversal y mundano que ha terminado por ser el independentismo, lo cual no es malo para quien decida apuntarse a ese club, pues así, antes de adentrarse en el Sinaí ya sabrá, de entrada, que al final del camino hay una tierra de la que mana leche, pero que a veces brota agria.

Ayer, ya despierto, me asaltó la duda de si añadir un nuevo grupo a la clasificación: (j) Artur Mas.

El líder de CiU no solo salió airoso la noche del Onze de Setembre de su paso por la La noria de Tele 5, sino que ayer mostró una pericia estratégica que ni Sun Tzu, cuando en Lleida alumbró un programa electoral que orilla la independencia ya pero no renuncia a ella por la vía de prometer que sentará las bases para que Catalunya pueda celebrar algún día un referendo sobre la cosa sin tener que pedir permiso a España. ¿Engaña Mas? No hay que olvidar que este Arturo ha intentado dos veces sin éxito desclavar la espada de la roca, por lo que no debería extrañar que recurra incluso a tretas para lograrlo. Pero eso no le destierra de la lista. (k) los que aceptan el ara no toca.