FIN DE LOS ATAQUES Y LAS ACUSACIONES EN BENI-ENZAR
Los activistas se retiran con sus pancartas de la tierra de nadie
Como si se tratara de unpicnicen el campo, los activistas marroquís recogieron ayer por la tarde sus enseres cuidadosamente y descolgaron y doblaron sus pancartas para, a modo de manteles, guardarlas para la próxima oportunidad. Comparado con los espectáculos de las últimos días, el capítulo final de su representación en la frontera de Beni-Enzar fue sobrio y no contó con la participación de las dos estrellas mediáticas del activismo marroquí, Said Chramti y Chaouki Abdelmonaim, que encargaron a niños y ancianos la ceremonia de arriada.
Recogido el chiringuito, la tierra de nadie, oficina central y única de las protestas de los alborotadores, quedó limpia de injurias e insultos dirigidos a los policías del otro lado de la valla. Pero solo de momento. Chramti, parco en declaraciones, advirtió de que el levantamiento del bloqueo de mercancías, la desconvocatoria de la huelga de empleadas del hogar y la retirada de pasquines respondían a un «gesto humanitario» con la ciudadanía de Melilla y de atención a las fechas sagradas del Ramadán. «Después, si nada cambia, volveremos a la carga», añadió.
«PROFESIONALES DE LA BRONCA» / Poca naftalina será necesaria para librar de polillas las pancartas que durante varios días han insultado en árabe y castellano a los agentes españoles acusándolos de racistas y maltratadores. «Tarde o temprano volverán. Estos dos son unos profesionales de la bronca. Viven de esto. Y cuando Rabat necesite apretarnos las tuercas, desempolvarán las pancartas y regresarán al ruedo». Así lo contaba al caer la tarde un mando policial en la frontera que custodia desde hace más de 10 años. Suficientes para saber que en esa falsamente llamada tierra de nadie se volverán a plantar jaimas con alfombras y sillas doradas y aterciopeladas. ¿Están satisfechos los activistas? «Sí», aseguran.
MISMOS MANDOS POLICIALES / Pero nada ha cambiado en el lado español de la valla. Siguen los mismos mandos policiales, las mismas agentes solicitando la documentación y los mismos protocolos para entrar y salir de España y Marruecos. Pero entienden los activistas que la reunión del lunes en Rabat entre los responsables de Interior de ambos países servirá para que las cosas mejoren y «la convivencia sea fraternal y sincera», afirmaba Chramti el martes por la noche en la que ha sido su última gran actuación en Beni-Enzar.
Pese a su corpulencia, esa noche apenas se le veía, rodeado del casi medio centenar de periodistas convocados para una manifestación de camioneros que acabó convirtiéndose en un sainete con una veintena de actores, ninguno de los cuales respondía a la estética clásica del camionero. Gritaron, cantaron y reivindicaron Ceuta y Melilla para acabar huyendo de una tormenta que en segundos convirtió la reñida franja en tierra de lluvia.
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