CONFECCIÓN DE LAS listas electorales DEL 2011

El PSOE aísla a Gómez para evitar que fuerce las primarias en Madrid

Los dos dirigentes socialistas, en medio de una nube de periodistas.

Los dos dirigentes socialistas, en medio de una nube de periodistas.

ALBERT OLLÉS
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tomás Gómez pasará a la historia como el primer dirigente socialista que planta cara de forma abierta al liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero desde que el secretario general del partido llegó al palacio de la Moncloa, en el 2004. Y precisamente por ello pagará un precio alto.

El máximo dirigente del Partido Socialista de Madrid (PSM) se llevó ayer una sonora bofetada pública en sus aspiraciones a presentarse como candidato a la presidencia del Gobierno autonómico en contra de los deseos del jefe del Ejecutivo y de la dirección federal del PSOE. Una decisión que, aunque de puertas hacia fuera parece haber sido encajada con deportividad por la cúpula de Ferraz, ha desencadenado intensas presiones internas para evitar que se materialice y desemboque en unas elecciones primarias que amenazan con desgastar la autoridad del presidente en un momento especialmente delicado, a las puertas de afrontar su primera huelga general.

TIRAR LA TOALLA / La estrategia que se sigue, de forma discreta pero cada vez más evidente, se centra en aislar a Gómez para que finalmente tire la toalla y deje el camino libre a la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Aunque la mayoría de los responsables de las agrupaciones socialistas madrileñas le han expresado su apoyo, el cerco orgánico sobre el secretario general del PSM se estrechó ayer un poco más en el acto de presentación de Jaime Lissavetzky como candidato a encabezar la simbólica lista municipal.

Lissavetzky es el aspirante ungido por Zapatero para formar junto a Jiménez el tándem electoral en la más que complicada plaza de Madrid. Pero a diferencia de lo que sucedió en los comicios del 2007 con el fiasco de Miguel Sebastián, es un candidato de díficil contestación al añadir a su caché político y mediático como responsable gubernamental de la época más exitosa del deporte español una dilatada trayectoria en la antigua federación socialista madrileña. Durante seis años fue su secretario general, además de formar parte como consejero del Gobierno autonómico de Joaquín Leguina.

Ante esta constatación, Gómez aceptó el caramelo envenenado de que la presentación se celebrase en la sede del PSM y agasajó al invitado recibiéndolo previamente en su despacho. Allí buscó incluso su complicidad al descubrirle que se trata de la misma estancia que ocupó en la posguerra Víctor Ruiz Albéniz, el abuelo periodista del ahora alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en su época de presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, anterior ocupante del edificio.

A continuación lo acompañó, sentado en primera fila, en la multitudinaria rueda de prensa. Para evitar malentendidos sobre sus preferencias, Lissavetzky se había citado una hora antes, con luz y taquígrafos, en el Círculo de Bellas Artes con Jiménez, a la que mostró su apoyo.

LEALTAD CONDICIONADA / Pero faltaba el golpe de gracia y, tras expresar cortésmente su «lealtad absoluta» a Gómez como secretario general, a Lissavetzky no le tembló el pulso a la hora de dejarle claro ante todos los presentes que, si fuerza las primarias, no contará con su voto. «Mi apoyo será para Trini, ya que ella es la mejor candidata para derrotar a la derecha en Madrid. Es la socialista que tiene más posibilidades de imponerse a Esperanza Aguirre», sentenció a dos metros de distancia del líder del PSM. Este mantuvo la compostura con un rictus que recordó a los mejores jugadores de póquer, pero se negó a realizar declaraciones ni antes ni después de la rueda de prensa, que abandonó a toda velocidad.

El ya precandidato a la alcaldía de la capital no escatimó elogios a Jiménez, de la que destacó su experiencia en el ámbito territorial madrileño, donde fue aspirante a dirigir el ayuntamiento, y en el internacional, tras su paso por la Secretaría de Estado de Cooperación. También subrayó su «brillante gestión» al frente de la cartera de Sanidad.

Por si aún le quedaban dudas, Gómez ya sabe a ciencia cierta que se está quedando solo ante el peligro.