PLENO MONOGRÁFICO EN EL PARLAMENT

El tripartito y CiU logran un pacto de mínimos que reafirma el Estatut

Los diputados del Parlament votan una de las resoluciones de la oposición, ayer en la última parte del pleno monográfico sobre la sentencia del TC.

Los diputados del Parlament votan una de las resoluciones de la oposición, ayer en la última parte del pleno monográfico sobre la sentencia del TC.

NEUS TOMÀS / JOSE RICO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los partidos catalanes que rechazan la sentencia del Estatut salvaron ayer la cara, aunque lo hicieron de una manera un tanto peculiar. Preservaron la unidad mediante una resolución de mínimos, porque se limitaron a reproducir el preámbulo de la Carta catalana como muestra de «disconformidad» con el dictamen del Tribunal Constitucional (TC). Es decir, cerraron un acuerdo gracias a un texto que ya aprobaron hace cuatro años (a excepción de ERC, que ayer lo votó por primera vez), pero que es el único lugar común al que consiguieron llegar los líderes que rechazan el recorte aplicado por el alto tribunal. Montilla resolvió el bloqueo después de que sus socios y su rival, Artur Mas, le dejasen solo ante un embrollo que sonrojaba a más de un diputado.

La fórmula elegida por elpresidentsorprendió, incluso entre las filas del PSC. A los socios, ERC e ICV, les informó a primera hora de la tarde, y después se lo comunicó a Mas. Para entonces, el registro del Congreso ya estaba cerrado y, por tanto, el texto ya no podrá trasladarse a la Cámara baja como una declaración unitaria del Parlament. Ahora solo se debatirá en Madrid si un partido la introduce a través de una enmienda a alguna de las propuestas ya registradas. Y ayer nadie estaba por la labor.

SABOR AGRIDULCE / La solución adoptada prosperó, pero en realidad solo agradó al PSC (aunque algunos lo aceptasen a regañadientes) y a ICV. Ambos, a diferencia de ERC, firmaron la propuesta que acabó apoyando el tripartito y CiU. En todo caso, les gustase más o menos, les permitió salir algo más airosos de un pleno que no tuvo debate y en el que se sucedieron los monólogos de cada partido en un tono más propio de la campaña electoral que se avecina que de la solemnidad que se le presupone a la Cámara catalana.

Los estrategas del PSC, inicialmente, se plantearon la opción de ratificar la integridad del Estatut. Después se debatió la posibilidad de presentar solo algunos de los artículos y finalmente se optó por el preámbulo. Todo en unas pocas horas. Así, al final, lo que el Parlament expresó fue su compromiso de defender «íntegramente» la Carta catalana y reafirmó lo que establece el preámbulo: «Catalunya se define como una nación de una manera ampliamente mayoritaria» y «la Constitución española, en el artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Catalunya como nacionalidad». La solución seguramente no contentó a muchos de los que hace una semana se manifestaron, pero, tanto a los que salieron a la calle como a los que no, los partidos les aclararon cuáles son las ofertas que les esperan en otoño.

'ODA A ESPANYA'/ Montilla entonó ayer su particularOda a Espanya. Se lamentó, como Joan Maragall, de la soledad de Catalunya. Pero, a diferencia del poeta, elpresidentno se despidió de España porque cree que, aunque sea por puro interés, a Catalunya le conviene quedarse. Se dolió del maltrato de las instituciones y de una parte de la sociedad del resto del Estado, y reconoció que a estas alturas todavía cuesta que se asuma que España es plurinacional. El mensaje, sin citarlo, era para el PSOE, porque del PP ya no espera rectificaciones. «La exigencia, el diálogo y la negociación empiezan por el presidente del Gobierno», reclamó a José Luis Rodríguez Zapatero.

La prueba de que el jefe del Govern no tira la toalla es que exigió cambios, entre ellos, cuando la aritmética parlamentaria lo permita, una reforma de la Constitución. Montilla apuesta por resistir, aunque en el llamado frente catalán (tal vez nunca lo fue) ya solo le sigue, aunque a distancia, Iniciativa. O al menos es lo que se evidenció ayer, cuando Mas explicó que CiU da por amortizado el pragmatismo que aplicaba Jordi Pujol.

Mas aspira a otra cosa, a emprender un nuevo camino «sin límites», aunque sin aclarar si su Itaca es la independencia, porque en ningún momento llegó a pronunciar la palabra. Se limitó a dar pistas de por dónde quiere ir. Y citó como una de las primeras metas un sistema de financiación equiparable al concierto vasco. A diferencia de Montilla, el líder nacionalista cree que España ha demostrado que es incapaz de aceptar la diferencia. Existía la sospecha y el Constitucional lo ha demostrado, concluyó. En lo que coinciden elpresidenty su rival es en que, ante todo, gane quien gane las autonómicas, el bien más preciado a preservar es la cohesión social. Lo dicen en público y, según fuentes cercanas, también lo han hablado en privado.

El que habló claro, sea porque aún le dura la emoción del 10-J o por la cercanía de las elecciones, fue el líder de ERC, Joan Puigcercós, quien ayer enterró al tripartito. Tras felicitarse por el trabajo realizado al lado del PSC (a ICV ni la citó), proclamó que los republicanos emprenden ya el vuelo hacia la independencia.

El PPC demostró que tenía ganas de olvidarse de la Carta catalana, y como no hubo debate, nadie le replicó que si hay polémica por la sentencia es gracias a su recurso.