La controversia

La exhibición de los detenidos esposados causa desconcierto

LA EXHIBICIÓN Finalmente, los implicados no pudieron evitar recoger sus pertenencias esposados frente a las cámaras.

LA EXHIBICIÓN Finalmente, los implicados no pudieron evitar recoger sus pertenencias esposados frente a las cámaras.

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

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La exhibición de ocho de los detenidos en el marco de la operación Pretoria a las puertas de la Audiencia Nacional, esposados y recogiendo –algunos con dificultad por cuestiones de edad– las bolsas de basura azul que guardaban sus pertenencias, desató durante todo el día de ayer una reacción en cadena de rechazos en Catalunya. Unas críticas que muchos de los consultados prefirieron acotarlas al contexto de una conversación privada, y a las que se sumaron –con nombres, cargos y apellidos– Josep Antoni Duran Lleida (Unió), Joan Ridau (ERC) y la consellera de Justícia, Montserrat Tura.

De todas, quizá la imagen más denigrante fue la del veterano dirigente nacionalista de 70 años Lluís Prenafeta agarrando con las manos esposadas el pantalón para evitar que se le bajara porque, como a cualquier detenido, se le despojó del cinturón y los cordones de los zapatos. También la del exconseller Macià Alavedra caminando con dificultad hasta la puerta trasera del furgón policial donde se le entregó la bolsa de basura con su ropa, mientras era iluminado por ráfagas de los flases de las cámaras de los fotógrafos.

¿Eran necesaria las esposas? ¿Y la exhibición? Tanto desde la Audiencia Nacional como desde el Ministerio del Interior se aseguró ayer que la polémica escena fue consecuencia de una coincidencia de circunstancias ajenas a cualquier acto premeditado de mala fe. La furgoneta en el que fueron trasladados los detenidos era demasiado grande y no cabía en el aparcamiento de la sede judicial. Así, el descenso de los arrestados se tuvo que hacer en la calle.

En ocasiones, cuando esto sucede, el personal de la Audiencia Nacional coloca un biombo para reservar la intimidad de los arrestados. Pero en esta ocasión, según fuentes judiciales, el autocar con los detenidos llegó demasiado temprano, los guardias civiles que se encargaron del traslado no son los habituales que trabajan en la Audiencia Nacional y nadie pensó en la mampara para proteger a los imputados.

Pero aún sin cámaras, ¿hacía falta esposarlos? En el Ministerio del Interior se defendió con decisión que los arrestados descendieran esposados del furgón, sin entrar en consideraciones sobre su edad, el peligro existente ni los delitos que se les imputan. «No se puede elaborar un protocolo para cada tipo de detenido, Pero siempre que se realiza el traslado de un arrestado por corrupción, sea político o empresario, se desata una polémica. Se les esposa por razones de seguridad y punto. No hay más», comentó un portavoz.

TRAYECTO SIN ESPOSAS / Los ocho arrestados partieron a primera hora de la mañana –casi de madrugada– de la cárcel de Soto del Real y viajaron todo el trayecto, casi tres cuartos de hora, sin las esposas. No fue hasta llegar a la puerta de la Audiencia Nacional que un guardia civil les esposó, uno a uno, a medida que descendían del furgón. Tras recoger cada uno su bolsa y una vez traspasada la puerta de la sede judicial, otro agente les liberó de nuevo de las esposas. Así las esposas apenas duraron dos, tres, máximo cuatro minutos puestas. Los suficientes para desfilar, desconcertados, frente a las cámaras.

La consellera Tura fue la única socialista y compañera de partido del alcalde de Santa Coloma, Bartomeu Muñoz, que criticó las imágenes. Y apeló a la norma 12/2007 de la Secretaria de Estado de Seguridad que se refiere a «las características del delito o la actitud del detenido» para no esposarlo con la finalidad de «incrementar la discreción y no perjudicar su reputación». La titular de Justicia apuntó que esposar a los detenidos de la operación Pretoria «no se ajustaba» a la norma. Sin querer ir más allá, defendió que se adapten los edificios judiciales para que todos los vehículos policiales puedan acceder al interior sin que los acusados desciendan en la calle.

En su carta web semanal, el dirigente de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran i Lleida, aseguró que el trato recibido por los detenidos era «injusto» y lo comparó con el que han tenido recientemente otros políticos, en referencia a los arrestados de la trama Gürtel. Más discreto fue el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridau, quien dijo que esas imágenes «no gustan a nadie».

Pero fue en privado cuando los dirigentes políticos consultados descargaron la artillería más dura para criticar la medida, que tacharon de «humillante y vejatoria». Los abogados no formularon queja alguna frente al juez. «No pienso perder el tiempo. La llegada a la Audiencia Nacional ha formado parte de la cacería», comentó uno de ellos antes de conocer el auto del magistrado.