Al contrataque

Tres consideraciones

Artur Mas, durante el debate de investidura.

Artur Mas, durante el debate de investidura. / periodico

PEPA BUENO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

1. A quienes nos hicimos mayores con la democracia nos contaban que el problema vasco era la violencia. Que todo se podía discutir por vías pacíficas. Que el problema no eran las aspiraciones de una parte de la sociedad vasca que quería más autogobierno, la independencia. Que si ETA dejaba de matar, se podría plantear en las instituciones democráticas y que se impondría la voluntad de la mayoría. Hoy parece que muchos se han olvidado de aquel mantra que ha acompañado cualquier análisis sobre la situación en el País Vasco durante los últimos 30 años. Otra cosa es la oportunidad, el recorrido, el amparo legal, la patrimonialización de un sentimiento catalanista amplio, la condescendencia cuando no el aislamiento de quienes no comparten ese sentimiento, todas las variables de la política que ahora entran en juego en Catalunya. Cualquier decisión unilateral sería un anacronismo, y ya hemos padecido bastantes en este país. Luego el punto de partida tiene que ser necesariamente, tarde o temprano, sentarse a hablar.

2. Negar la evidencia conduce a callejones sin salida. Empeñarse en que un gran tráiler transite por un desfiladero, también. Desde Catalunya, el nuevo Govern y su socio parlamentario pretenden una consulta que desborda la Constitución española según todos los expertos en la materia, incluidos los neutrales. Reformar la Constitución es un largo camino -o corto, como ocurrió hace un verano con el techo de gasto-, pero para el que es preciso en cualquier caso un amplio consenso en las Cortes Españolas, que en este momento no se da. Ahora bien, ignorar lo que emane del nuevo Parlament de Catalunya, elegido en las urnas, sería otro error de enormes dimensiones. Se puede criticar pero no ignorar lo que significa, lo que hay detrás y la movilización social que lo acompaña. Que Artur Mas errase el tiro en términos personales y de partido al adelantar las elecciones no borra ni el 11 de septiembre ni lo que dicen todas las encuestas. Luego el punto de partida tiene que ser necesariamente, tarde o temprano, sentarse a hablar.

3. Si el punto de partida será necesariamente, tarde o temprano, sentarse a hablar, señores, señoras y señores todos, en Barcelona y en Madrid, ahórrenle sufrimiento al pueblo catalán. No pretendan operar en un marco legal que no existe. No creen expectativas que no puedan satisfacer. Pero también que nadie pretenda castigar la debilidad de Mas y el papel de ERC sobre las sufridas espaldas de todos los catalanes, que llevan los mismo años de crisis, recortes y penurias que todos los españoles. Después de la gestión de la crisis económica, esta es quizá la mejor ocasión que los políticos tienen de hacer honor a su responsabilidad y reconciliarse con la ciudadanía resolviendo un desafío y no convirtiéndolo en un problema sin salida.