Representantes y representados

Cuando entrego este artículo, Chipre forma parte todavía de la zona euro, pero sus ciudadanos siguen presos en el primer corralito financiero de la Unión Europea. Una circunstancia absolutamente extraordinaria que si evoluciona mal -y esta crisis se ha encargado de demostrar que los anuncios más inverosímiles se van cumpliendo- perjudicará gravemente a los países más vulnerables. Italia y España.

Y una semana después, toda la explicación que hemos conseguido del presidente del Gobierno de España son unas declaraciones apresuradas en los pasillos del Congreso. Ya sabemos que Mariano Rajoy ha hecho del silencio una estrategia, que huye de la sobreexposición que tuvo Zapatero, que su carácter no se aviene con la declaración diaria. Pero no es una declaración diaria lo que se le pide. Este país pasa por los momentos más delicados desde la transición y el mínimo exigible es que quien está al frente de él, y elegido democráticamente en las urnas por amplia mayoría, comparezca públicamente para dar explicaciones. Cada vez que un acontecimiento repercuta directamente en la vida de las personas que gobierna. Es eso lo normal y lo democrático. Eso es lo normal. Empieza a ser insólito y preocupante el silencio, pero más insólito y preocupante es que lo demos por bueno. Aunque resulte cansino y reiterativo, habrá que repetir cuantas veces sea necesaria esta exigencia de transparencia y comunicación.

Pero es que, en Bruselas, la posibilidad de que los europeos de Nicosia no puedan acceder a su dinero parece no preocupar más allá de la crisis que provoca en los mercados. Ningún dirigente se ha dirigido a los chipriotas para decirles que son de los nuestros; que todos, por acción u omisión, hemos cometido errores en los años pasados -¿o es que nadie sabía a qué se dedicaban los bancos de Chipre?-; y que se harán todos los esfuerzos necesarios para remediar la situación. Parece sencillo, ¿eh? Pues lo único que han escuchado hasta el momento son amenazas a su Gobierno y exculpaciones sobre quién tomó la decisión de penalizar sus ahorros.

Y mucho más cerca, en España de nuevo, el principal partido de la oposición, que hizo bandera de la igualdad entre hombres y mujeres, que aprobó las leyes más igualitarias de nuestra historia reciente, ha tenido que crear un mecanismo de refuerzo (?) para que nunca más a alguien se le ocurra conseguir una alcaldía apoyándose en un acosador sexual. ¿Qué pasa, que sin ese mecanismo de refuerzo cualquier día otro socialista puede cometer el mismo error de Ponferrada?

Ayudar y ayudarse

Muchos políticos nos han hecho llegar a los periodistas su preocupación por el No nos representan, por las críticas al sistema en un país que recuperó las libertades hace tan poco. También desde la Unión Europea se hacen severas consideraciones sobre el peligro de desprestigiar las instituciones comunitarias. No nos pidan ayuda, ayúdense.