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PEPA BUENO

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La vida pública española lleva años instalada en una especie de bulimia informativa que pide constantemente más madera para satisfacer la impresión de estar siempre al borde del apocalipsis. No es que nos guste dramatizar, es que vivimos en el drama. Será que los medios de comunicación, empresas al fin tan acosadas por la crisis como todas las demás, necesitan grandes titulares para llamar la atención. O que, como resultado de nuestra historia, la serenidad y la reflexión nos resultan sospechosas.

En el verano del 2011, cuando durante la primera semana de agosto las primas de riesgo de España e Italia llegaron por primera vez a los 400 puntos básicos, yo estaba en Cerdeña. Me recuerdo buscando canales españoles de televisión para seguir la gran crisis. Y encontré grandes titulares pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno o elecciones anticipadas… Busqué también los informativos italianos y, para mi decepción, colocaban la noticia en tercer o cuarto lugar, sin caracteres enormes, y sin que desde luego pudiera deducirse que aquel país estaba al borde del precipicio. Unos meses después, los españoles celebrábamos con absoluta normalidad unas elecciones generales que alumbraron un nuevo Gobierno por mayoría absoluta. Y a los italianos les cambiaban el Gobierno sin más ejercicio democrático que una orden llegada desde Bruselas o Fránc-fort, algo inédito en la Europa contemporánea.

La semana que acaba ha estado a la altura de nuestra ansiedad. Lo malo es que, llevados por ese estado de agitación permanente, tratamos con titulares del mismo tamaño peripecias personales y grandes acontecimientos colectivos.

Lunes. - Esperanza Aguirre dimite. La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene 60 años, un cáncer en tratamiento, malas relaciones con su jefe, pocas expectativas de ascender y quiere estar con los suyos. Demasiado lineal. Todos vimos motivaciones políticas inconfesables.

Martes. - El Rey irrumpe en el debate político. El jefe del Estado llama a la unidad desde su página web. El mensaje y el lenguaje bloguero de SM (con los ecos de la multitudinaria Diada pidiendo la independencia) hacen subir muchos grados la temperatura. Por la tarde muere Santiago Carrillo, icono de la transición, ese periodo de nuestra historia que es como tener un hermano mayor perfecto con el que siempre te comparan y siempre sales perdiendo.

Jueves. - El president de Catalunya viaja a Madrid para reclamar al presidente del Gobierno un pacto fiscal similar al de Euskadi. Rajoy le dice a Mas que no, que eso es incompatible con la Constitución, y ofrece mejoras en la financiación. Mas dice que eso es insuficiente y certifica el fin de la legislatura y de una época. El debate sobre la independencia se instala entre nosotros.

Y el sábado descansó. - O no, porque cuando entrego este artículo aún no he leído el BOE y no sé con certeza qué aprobó ayer el Consejo de Ministros.