La rueda

Zapatero quiere muy mal al PSOE

CARLOS ELORDI

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Se creía que José Luis Rodríguez Zapatero había desaparecido definitivamente de la escena pública. Que había asumido que sus errores y su responsabilidad directa en algunos de los desmanes que han llevado al desastre actual lo habían condenado para siempre al ostracismo. Pero ha vuelto. Y no para reivindicarse, sino para vender el mayor número posible de ejemplares de sus memorias. Apropiándose para ese fin de la carta en la que el BCE conminaba en el 2011 al Gobierno español a tomar drásticas medidas económicas y sociales. Un texto que pertenece a los archivos del Estado. Y que Zapatero ha difundido como si fuera un nuevo Julian Assange, el de Wikileaks, que lo único que quiere es sacar a la luz los trapos sucios de la política.

La revelación no aporta nada. Porque el contenido sustancial del texto se conocía desde entonces. Pero hace ruido mediático. Es bueno para la promoción de un libro. Aunque deje en muy mal lugar a quien lo difunde. No solo por la citada apropiación indebida -¿delictiva?- de ese material, sino porque deja bien a las claras que Zapatero aceptó sin rechistar las imposiciones que le hizo el BCE. Ocultándolas, además. Sin el mínimo gesto de resistencia, de dignidad. Como el del primer ministro griego Yorgos Papandreu, que dimitió antes que obedecer órdenes similares.

La imagen del socialismo español sufre un nuevo golpe con este episodio. La polémica entre altos cargos del Gobierno de Zapatero que ha seguido a la publicación de otras memorias, las de Solbes, lo ha agravado. Todos, al igual que su antiguo jefe, han despreciado de forma ignominiosa la suerte de su partido. Lo incomprensible -¿o hay alguna clave que lo explique?- es que la dirección del PSOE convirtiera a Zapatero en una de las estrellas de su congreso andaluz. Justo días antes de que saliera el libro.