Dos miradas

#YoViajoConPedro

Frente a tantos agravios, Sánchez se ha convertido en un símbolo y ha aportado a un partido fatigado una dosis de poesía y épica

Sánchez, durante su comparecencia en la que ha anunciado su renuncia al escaño.

Sánchez, durante su comparecencia en la que ha anunciado su renuncia al escaño. / periodico

EMMA RIVEROLA

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"Apartir del lunes, cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar a quienes no han sido escuchados. Los militantes y los votantes de izquierda de nuestro país". Y Pedro Sánchez se fue del CongresoPedro Sánchez para echarse a la carretera. En pocos minutos, las redes se poblaron de un nuevo lema que le apoyaba. #YoViajoConPedro, anunciaban todos aquellos que sienten que ya han sufrido demasiadas traiciones traiciones de su partido.

Años de insoportable tacticismo, de pervertir su esencia, de luchas cainitas por el poder embarradas en la miseria moral, de barones cicateros incapaces de trabajar por algo que no sea su particular interés y, al fin, la gran traición traición: el puñal de la gestora en la espalda de Sánchez.

SÍMBOLO Y ALTERNATIVA

Frente a tantos agravios, Sánchez no solo se ha convertido en un símbolo, sino que ha aportado a un partido fatigado, fosilizado, una dosis de poesía, incluso de épica que parecía desterrada al baúl de los recuerdos. Puede que sea él quien lidere la alternativa. O puede que apoye otro liderazgo que genere más consenso, aportándole su capital. Sea cual sea su destino, el partido nunca le agradecerá lo suficiente la dosis de emoción que le ha inyectado.

En una burla del destino, los que no saldrán a la carretera y se quedarán en los pasillos, quizá acaben beneficiándose. Al fin y al cabo, ver a Sánchez a punto del llanto defendiendo al PSOE ha despertado el recuerdo de que existía un alma socialista.