El radar

'You'll never walk alone'

Partidarios y detractores de la independencia reivindican por igual la votación de Escocia

Joan Cañete Bayle

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Famoso en el mundo entero por ser el himno que recibe a los futbolistas en Anfield, el estadio del LiverpoolYou'll never walk alone es también un buen motivo para independizarse del Reino Unido para muchos católicos de Glasgow, ya que es la canción que entonan al inicio del partido los hinchas del Celtic. Pueden imaginárselo: en una polémica que hace años que dura, los hinchas del Celtic de Glasgow sostienen que fueron ellos, y no los del Liverpool, los primeros que -rostros enrojecidos, abrazos de pura fraternidad futbolística, voces roncas- entonaron eso de Cuando caminas a través de la tormenta / Mantén la cabeza en alto / Y no tengas miedo de la oscuridad / Al final de la tormenta / Hay un cielo dorado.

La letra no tiene connotaciones políticas, pero como tampoco las tiene futbolísticas no veo por qué no podría aplicarse al proceso que Escocia culminó esta semana (al final de la tormenta que empezó cuando Alex Salmond ganó las elecciones, el cielo dorado que aguardaba era el del Reino Unido) y en el que Catalunya está metida de lleno. Total, al menos, aquí en Catalunya desde hace tres años todo (menos tal vez Ada Colau y los suyos, y así de bien les va) parece girar alrededor del monotema de la independencia, el famoso suflé. Unas cifras: desde el 8 de septiembre, en Entre Todos hemos publicado 76 cartas sobre el proceso soberanista y se han quedado fuera muchas más. En el debate abierto en la web, han sido decenas las aportaciones publicadas. Casi literalmente no se habla de otra cosa.

Esta ha sido la semana de Escocia en Catalunya. Partidarios y detractores de la independencia solo se han puesto de acuerdo en afirmar que Catalunya y Escocia no eran comparables para, a continuación, comparar sin parar. Igual que la letra de You'll never walk alone puede servir para cantarle al fútbol y a la política, a la independencia y al unionismo, al Celtic y al Liverpool (incluso al Club Deportivo Lugo, cuya afición también canta la canción al empezar los partidos), Escocia sirve para argumentar en contra de la independencia de Catalunya («Es evidente que la gente no es tonta y ha preferido la tranquilidad de la unión», José Luis Sánchez, Barcelona) y a favor («No pasa nada si gana el no, nos toca a nosotros hacer el trabajo y ganarnos la independencia, no nos la puede conseguir nadie», Jordi Sales, Hillside, EEUU). A favor de la consulta («La verdadera victoria escocesa ha sido poder votar, es decir, ejercer la esencia de la democracia», Jaume Nin, Barcelona) y en contra («La presencia de banderas en la calle no se puede interpretar como señal de mayorías. La mayoría silenciosa existe en todas partes. Si se ha votado en Escocia es porque no hay Constitución que defina la integridad de la unión», Arturo González, Barcelona). Escocia es un motivo para seguir adelante en Catalunya («Mientras los escoceses a duras penas se sienten oprimidos, nosotros a duras penas nos sentimos respetados», Raül Queralt, Barcelona) y para frenar («Si se votara el 9-N el resultado sería similar al de Escocia. Ahora es cuando los políticos deben dejar definitivamente el proceso», Txema Rodríguez, Barcelona). Es evidente que los escoceses no votaron solos; catalanes y españoles los acompañaron, You'll never walk alone a todo pulmón. «Tal vez es hora de dejar de fijarnos en lo que hacen los demás y empezar a hacer las cosas nosotros mismos y por nosotros mismos», propone M. Antònia Díaz, de Molins de Rei.

O quizá sea hora de contarnos para salir de dudas. Eso defiende Olga Abadías, de Barcelona: «Qué le costaría [a Rajoy] aceptar negociar unos términos razonables para una consulta (...) y al menos recabar así la dimensión real del independentismo sin sondeos ni soflamas, un ciudadano, un voto». En esa opinión, Olga no anda sola: del Celtic o del Liverpool, son muchos los que quieren contarse para saber qué cielo aguarda al final de esta tormenta monotemática que hace tres años que dura.