¿Y si el bipartidismo resistiera?

El rosario de encuestas publicadas en los últimos días sobre los posibles resultados en las elecciones municipales y autonómicas del domingo que viene sugieren que el bipartidismo, dado prácticamente por enterrado hace unos meses, muestra una considerable resistencia a entregar la cuchara. El modelo político bipolar surgido tras el hundimiento de la UCD en 1982 está herido, pero no muerto. Por eso los sondeos señalan que el mapa autonómico que salga de las urnas el 24-M presentará comunidades coloreadas en azul, del PP, y en rojo, del PSOE, pero nadie detecta en las últimas semanas que vayamos a una España multicolor con regiones naranjas, de Ciudadanos, y moradas, de Podemos. Y algo parecido ocurre con los grandes ayuntamientos, con la muy significativa excepción del de Barcelona.

Es cierto que todos los pronósticos concluyen que los partidos tradicionales, especialmente el PP, retroceden y que necesitarán de la muleta, de Ciudadanos o de Podemos, para gobernar en instituciones muy relevantes. Pero eso no es lo mismo que el cataclismo que se anunciaba en enero, sin ir más lejos, cuando algunas encuestas señalaban al partido de Pablo Iglesias como la fuerza más votada.

Fenómeno conocido

¿Tanto ha cambiado el ambiente político en el país en tan corto periodo de tiempo? Seguramente, no. Lo que detectan las últimas encuestas es un fenómeno muy conocido que tiene que ver con la proximidad de la cita electoral. Cuando queda mucho tiempo para ir a votar cobran fuerza las opciones emergentes. Mucho más en el caso de España, donde la vieja política arrastra un gravísimo problema de corrupción y de falta de alternativas justas frente a la crisis. Pero aun así, parecemos asistir a un cierto reflujo, que daría la razón a quienes vaticinaron que a Podemos y Ciudadanos se les iba a hacer muy largo el camino hasta las legislativas de finales de este año.

Pero no adelantemos acontecimientos. Como dice el tópico, la encuesta de verdad será la del domingo. Allí veremos si la sociedad española opta por la ruptura o solo aprieta pero no ahoga.