LA DESAPARICIÓN DE UN EXCELENTE PERIODISTA

Xavier Batalla, la memoria culé

Xavier Batalla (izquierda) y Antonio Franco, en julio de 1998.

Xavier Batalla (izquierda) y Antonio Franco, en julio de 1998. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Yo iba pegadito a las faldas de mi hermanoCarlos, al que de vez en cuando se le caía alguna cosita y yo la recogía y con eso, con lo que le sobraba a él, que era mucho, intentaba confeccionar un texto, una noticia. Luego venía el gigante Antonio Franco y, claro, nos ponía firmes a los dos. Y no era que diese lecciones de director adelantado, precoz, no, no, ¡que va!, lo que ocurría es que, ya entonces, cuando ellos estudiaban periodismo en la Escuela de la Iglesia de Via Augusta, buscaban la perfección, querían ser buenos, honestos, progres aunque aún pululaban los'grises' por la calle.

Yo iba pegadito a ellos. Ellos se ganaban la vida haciendo publirreportajes (¿supongo que esto se puede contar pasados más de 40 años, no?) y yo era, para lo barato, para lo cutre, su'negro' preferido. Lo barato era que ellos, cuando tenían un trabajito de esos, me daban el casette que habían grabado al director general, gerente o hasta dueño de Puig o Myrurgia y yo pasaba a papel la conversación, que ellos convertían luego en el 'repor' a publicar. Así me gané mi primer dinero. Bueno, así y copiando los 200 temas del examen final de carrera que, como no, tenían que pasar enMadrid ante un tribunal que no vean. Bueno, se lo imaginan. Con ellos también estaba la maravillosaRosa Mora. Y más. Y otros.

Yo siempre pegadito a sus falditas. Recuerdo, que cuando llegaba la comida anual del patrón de los periodista,Sant Francesc de Sales, habían bofetadas, casi físicas, por sentarse en la mesa en la que estaba ¿lo digo?, claro,Miguel Ángel Bastenier yXavier Batalla. ¿Por qué?, porque además de ser losmejores, eran los mássabios, los que leían prensa extranjera, los que sabían idiomas, los polifacéticos mundiales, aquellos que sabían de política internacional y, claro, todos querían ponerse al día de lo que ocurría en el mundo. Ellos, mi hermano Carlos y Antonio, como eran íntimos de Batalla y Bastenier, ganaban las sillas antes que nadie.

Y así, entre las propinas culturales, periodísticas y, a veces, deportivas de estos auténticos 'monstruos' del periodismo, eso que aún existe, que aún vive, que aún palpita, que aún apasiona, fuimos creciendo diez o doce mocosos.Pitufos que ahora tenemos ya 60 años y que, sin embargo, seguimos amamantados de las ubres de esosmaestros. Fuimos, cierto, los últimoscachorros capaces de llegar a esas tetas, pero fuimos, somos, los seres más felices de esta profesión.

Así son ellos, así era Batalla, que, encima, era uno de los mejores y más grandescoleccionistas del Barça. Lo sabía todo. Y, como buen maestro y generoso erudito, sabio, te regalaba su conversación y te llenaba páginas y páginas de sabiduria deportiva, futbolística y, especialmente, azulgrana. Él sabía que muchos párrafos míos han sido siempre de él. Bueno, eran suyos. Porque era imposible escribir tan bien del Barça sin hacerle una llamadita. Y él, claro, te lo contaba todo. Eso sí, luego tenías que ir a verlo para que se enseñase su último recorte, la última revista de hace 60 años que había adquirido en los Encants. Y, como no, su ejemplar único.

Y lo que no sabía él es que no había mejor ejemplar, yúnico, que él.