La clave

La voz del Cercle

ALBERT SÁEZ

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Son una voz serena y sensata que se hace oír desde hace más de 50 años en España y en Catalu-nya. Nacieron para clamar en el desierto del franquismo a favor de que España regresara a Europa. Para progresar económicamente y para consolidar la democracia. Estaban curtidos en bordear los límites de la dictadura cuando muchos de los actuales salvapatrias llevaban correas y camisa azul. Han vuelto a dar en el clavo. El documentoFin de ciclo, tiempo nuevoque presentó ayer el Cercle d'Economia es uno de los mejores lienzos de la crisis institucional, política y económica que sufre la Europa meridional en los últimos años. Denuncian un modelo económico basado única y exclusivamente en la especulación y organizado desde la connivencia de los corruptos con los desalmados. Pero es eso, la crisis de un modelo, no necesariamente la decadencia de todo un sistema que antes de las desgracias trajo la mayor etapa de progreso económico y social de la historia.

Reformar la Constitución

Fiel a su tradicional osadía, el Cercle da por acabada la era de la transición y pide abrir un tiempo nuevo a partir de una reforma de la Constitución en un país, recuerda, donde tradicionalmente se ha derogado. Y lo hace en nombre de las disfunciones del modelo actual que favorecen que «en unas comunidades aumente el desapego con el conjunto de España mientras que en otras aparezca una voluntad recentralizadora». Una descripción que les valdrá la descalificación de los nacionalistas testosterónicos, tipoVidal-Quadras, pero que quienes conocen la trayectoria de la institución no podrán encuadrar en el pensamiento único independentista que presuntamente envenena el alma de los catalanes.

Hay que escuchar la voz del Cercle, en una y otra orilla del Ebro. De sus consejos nació lo mejor de los mejores años de nuestra historia. Cuando los testosterónicos abogaban por repudiar la conspiración judeo-masónica europea, ellos tejieron lazos entre los demócratas de derechas y de izquierdas para asociar el final del franquismo a la democracia y a la Unión Europea. Hay que oírlos.