TENSIÓN EN EXTREMO ORIENTE

Volver al "diálogo a seis" en Corea del Norte

El conflicto pivota en las peculiares características del régimen norcoreano, que hace de Corea del Norte un "país-burbuja¿fuera de la realidad en cuanto a las dinámicas políticas, económicas y sociales

VICENÇ FISAS

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La crisis coreana no es nueva, pero tras el sobrevuelo de un misil misil sobre territorio japonés, y muy en particular después de que realizara un nuevo ensayo nuclear bajo tierra, ha alcanzado un nuevo y muy delicado nivel de tensión, y en un contexto en que, además de la absoluta temeridad y sinrazón del líder de Corea del Norte, el responsable político de una de las partes interesadas, Estados Unidos, también podría tomar decisiones equivocadas.

El conflicto pivota, en gran parte y en primera instancia, en las peculiares características del régimen norcoreano, de fácil simplificación, pero de más difícil interpretación, y que hace de Corea del Norte un país único en el mundo, un "país-burbuja”, genuino, aislado, extremadamente militarizado y situado fuera de la realidad en cuanto a las dinámicas políticas, económicas y sociales que trascurren en el planeta. 

Ayudaría mucho la formalización de un pacto serio de no agresión y no provocación, para retomar el diálogo sobre la desnuclearización 

Papel clave de China y EEUU

Nos referimos, pues, a un problema muy complejo, pero que, desde mi punto de vista, no tiene más salida que la diplomática, y con compromisos que van más allá de la buena voluntad que puedan tener las dos coreas, y donde la diplomacia china, junto a la estadounidense, tendrán un papel clave. Tengo la plena seguridad de que la solución no puede salir más que de múltiples “medidas de confianza”, que incluyan, de manera inevitable, la supresión definitiva de cualquier maniobra militarmaniobra militar de terceros países frente o cerca de Corea del Norte, ya que es y será siempre la excusa del régimen de ese país para interpretarlo como una provocación, y reaccionar lanzando misiles por doquier.

Por un lado, parece evidente que las dos coreas están obligadas a cooperar en todas las esferas posibles, disminuyendo al máximo la presión que produce la proximidad de dos países tan diferentes, y evitando a toda costa cualquier provocación a nivel militar. Por otra parte, el “diálogo a seis” iniciado en el 2009 (con Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, Rusia, China y Japón), podrá revitalizarse si todas las partes abandonan chantajes y precondiciones, y poniendo sobre la mesa fórmulas ya ensayadas de intercambio, y otras de nuevas.

Es muy importante tener en cuenta que ya he existido un precedente de negociación. Ayudaría mucho la formalización, por parte de Corea del Norte y Estados Unidos, de un pacto muy serio de no agresión y no provocación, para retomar el diálogo sobre la desnuclearización, a cambio de múltiples incentivos y de poner fin a las maniobras militares conjuntas mencionadas. Posibilidades de revertir la tensión actual, las hay, pero siempre y cuando se abandonen las torpes prácticas de disuasión militar seguidas hasta el presente, que no han solucionado nada, y mantienen el conflicto a niveles sumamente delicados y temerarios. Es realmente absurdo jugar de forma tan peligrosa a ver quién tiene mayor musculatura, para no referirme más en concreto a lo que en el lenguaje común denominamos a dos objetos ovalados del cuerpo masculino.

Diplomacia sutil

 Se trata, en suma, de un tema de diplomacia sutil, no ofensiva y no provocativa, adaptada a la circunstancia y a la psicología de sus principales actores, agraden o no. Creo que ahí no valdrán instituciones internacionales o regionales, sino la habilidad de algunas diplomacias para buscar e implementar iniciativas en las que todas las partes obtengan ganancias. En el “diálogo a seis” del 2009 se lograron bastantes cosas, y conviene recuperarlas.

China, que es muy consciente del riesgo de la situación actual y que en febrero ya propuso cancelar los lanzamientos de misiles a cambio de no hacer maniobras militares, además de plantear al líder norcoreano que se terminó por completo la época de cooperación, puede lanzar urgentemente en el Consejo de Seguridad la propuesta de reiniciar el “diálogo a seis”, y luego ya veremos si alguna de las partes convocadas comete la estupidez de no sentirse concernida y convocada, y opta por continuar con unos “juegos de guerra” que pueden convertirse en algo real.