Gente corriente

Guillem Fradera: «Vivo con 250 euros al mes y no me falta de nada»

Austero por convicción. Trabaja poco y gasta lo mínimo, pero es inmensamente rico. En tiempo.

«Vivo con 250 euros al mes y no me falta de nada»_MEDIA_3

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GEMMA TRAMULLAS

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La diferencia entre miseria y austeridad puede ser una cuestión de actitud. Este joven de 24 años, vecino del barrio de Horta y licenciado en diseño industrial, es un ejemplo de lo que se conoce como decrecimiento y simplicidad voluntaria, un fenómeno socioeconómico que tuvo su apogeo en Estados Unidos en los años 90 y que a raíz de la crisis resurgió entre grupos de jóvenes que buscan una alternativa al consumismo.

-Lo de vivir para trabajar no va con usted.

-Se puede trabajar mucho y gastar mucho, trabajar poco y gastar poco y gastar aún menos obteniendo tus propios recursos. No es que no me guste trabajar. Soy monitor de niños y me encanta. No he dejado de trabajar ni un solo mes desde los 16 años, pero trabajo pocas horas.

-¿Cuál es su presupuesto mensual?

-Unos 250 euros, contando alquiler, comida y desplazamientos. Y no me falta de nada.

-¿Cómo es posible?

-He vivido en una habitación de un piso compartido con cinco personas; me muevo casi siempre a pie o en bici; las verduras y hortalizas las consigo del huerto que empezamos con unos amigos en el barrio y de lo que les sobra a las verduleras en el mercado; con la ropa casi nueva que la gente tira puedo llenarme el armario y si necesito algo siempre puedo hacer un intercambio.

-Aquí somos muy escrupulosos a la hora de recoger cosas de la calle.

-Yo no tengo manías. En Alemania hay supermercados que dejan en la calle, bien apiladas, las frutas y verduras que no se pueden vender porque tienen pequeñas magulladuras. ¡Algunas calles son unself-service!

-Y encima ahorra. Acaba de llegar de un largo viaje a México.

-Ahorré para el avión y he estado nueve meses viajando por el país en autoestop. La gente te acoge en su casa y te da la posibilidad de descansar y asearte; así conoces más la sociedad de allá. Como forma de agradecimiento, les regalaba una artesanía o les arreglaba algo, porque siempre he sido muy manitas. Confío en la bondad humana, aún existe.

-Lástima que a los buenos y honestos se los tome por tontos.

-Mi manera de ser me ha traído algunos problemas. En la frontera de Estados Unidos me preguntaron si había tomado drogas alguna vez y les dije la verdad, que había probado la marihuana a los 18 años y nada más. Me vetaron la entrada.

-¿Es un hippy del siglo XXI?

-Si quiere entenderlo así...

-¿Y cuál es su contribución a la sociedad?

-¡Ostia! Esta pregunta me ha afectado... Quiero pensar que no está tan desequilibrado lo que aporto con lo que recibo, pero no quiero contribuir a que el país crezca más económicamente. Llevamos muchos años de crecimiento económico y tecnológico y los recursos de la Tierra siguen siendo finitos o sea que, si crecemos tanto, quiere decir que otra zona va a peor. En cambio, consumir menos me parece una contribución esencial y es lo que intento hacer.

-¿Pero no exagera?

-Se trata de aprovechar lo que los demás no quieren. El primer día que vas al mercado para ver si ha sobrado comida te da vergüenza, pero luego ves que la gente está contenta de poderte dar lo que iba a tirar. No estoy en contra del dinero, esto no es una religión. También formo parte de la sociedad de consumo, pero me parece que no hace falta tanto dinero para vivir bien. Si gasto poco me permite vivir trabajando poco y dedicar tiempo a otras cosas que me interesan.

-Usted es millonario en tiempo.

-Pero no todo el tiempo que tengo es para mí. Hace años que estoy de voluntario con niños y discapacitados y lo hago porque me gusta. Si tuviera que trabajar ocho horas al día, no podría hacer esto ni ir al huerto del barrio a aprender de todas las personas que pasan por allí.

-Tampoco podría hacerlo si tuviera hijos.

-Es más fácil estando solo, es verdad. No sé qué pasará en el futuro y no creo que nadie lo sepa. Ahora es momento de aprender todo lo que se pueda, disfrutar y compartir.

-¿Esta simplicidad de vida es una forma de reivindicación?

-No lo creo, al menos yo no lo hago para demostrar nada, pero tampoco me escondo. Es la vida que he elegido y me siento orgulloso. Me gusta mucho compartir todo lo que hago y no siento que nada sea mío.

-¿Nada de nada?

-Bueno sí, mi bici.