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Xavier Ruyra: «Vivía en el hospital y hacía guardias en casa»

El cirujano cardiovascular Xavier Ruyra es el impulsor de la Fundación CardioDreams, que opera a personas sin posibilidades de asistencia

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CARME ESCALES

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Tan preciso, necesario y perseguido por todo el mundo, el amor no tiene todavía un día de homenaje internacional. Pero sí el corazón. Hoy es el Día Mundial del Corazón, una fecha señalada para traer aquí a Xavier Ruyra (Badalona, 1964). Sus manos reparan ese órgano al que, solo por hacernos vivir, le hemos otorgado el poder de amar. Gracias a alguien como Ruyra, amor planetario y cirugía coronaria se unen en un sueño llamado CardioDreams. Con él, Tsering Bhuti, una madre tibetana de 38 años con una grave enfermedad valvular reumática, pudo ser operada en Barcelona, el pasado mes de abril.

-¿Qué le pasaba a Tsering Bhuti? Por una faringitis, una inflamación de la garganta que en Europa no causa el mayor problema a la hora de curar, en lugares como el Tibet, donde la asistencia médica y el acceso a los fármacos es más difícil, puede complicarse mucho, como le sucedió a ella. El bicho -la bacteria que causa la inflamación, un microorganismo llamado estreptococo-, por ciertas reacciones cruzadas, acaba afectando a las válvulas del corazón.

-Si no se interviene, ¿puede morir por ello? Sí, y en los países en vías de desarrollo, es un problema sanitario de gran magnitud. Se producen unas 285.000 muertes al año.

-¿Cómo dieron con la paciente tibetana? A través de www.migranodearena.org, la web de crowdfunding solidario en la que ella misma buscaba donativos para poder pagarse la operación. La fundación -CardioDreams Foundation (www.cardiodreamsfoundation.org)- decidió contactar con ella y, con el apoyo de la Casa del Tibet, fue trasladada a Barcelona para ser operada. Le cambiamos dos válvulas.

-Mientras operaba, ¿era consciente de que aquella intervención resultaba especial? Como cirujano era una operación más, convencional técnicamente, pero había en ella un componente emocional enorme. Pensando en sitios como el Tibet, con tanta escasez de facultativos y material, valoras mucho más el trabajo de tantísimas oenegés sobre el terreno, en lugares como la India, Pakistán, Tibet, norte de África, América Latina, que contrasta tanto con lo de aquí. Allí es importantísimo prevenir.

-Pero aquí también, para evitar los 'sustos' del corazón. Como director del Programa de Cirurgía Cardiaca de Centro Médico Teknon y Hospital El Pilar-Centre Cardiovascular Sant Jordi, ¿qué recomienda? Incrementar la ingesta de fibra y alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 y Omega 6; comer habitualmente frutas, verduras, cereales integrales y legumbres; priorizar el aceite de oliva extra virgen; reducir la sal, carne roja, embutidos, leche y lácteos enteros y salsas ricas en grasa y bollería. También es bueno limitar el consumo de alcohol a una copa de vino en las comidas, y mejor si es tinto. Y, no fumar, practicar ejercicio físico y reducir nuestro estrés diario, también.

-Barcelona es referente en medicina y la ciudad es un polo de atracción por ello. Entre esos pacientes y los que traen gente como usted, la cirugía aquí se entrena... Y más lo hará. Debemos estar preparados, porque Barcelona y España son y serán centro de acogida de gente que llegará con sus enfermedades. Yo, personalmente, quisiera que lo excepcional que es hoy intervenir a pacientes sin recursos de países sin apenas hospitales, fuera rutinario y se pudiese alcanzar a mucha gente más.

-A muchos médicos como usted les late fuerte el corazón con su labor diaria. ¿Haber estudiado y trabajar aquí estimula? Yo me iba a estudiar a los jardines del Hospital de Sant Pau para estar cerca de ese referente, habían hecho el primer trasplante de España cuyo paciente sobrevivió. Antes de trabajar en otros países, hice la residencia en el Sant Pau. Vivía en el hospital y hacía guardias en casa, me apasionaba.