¡Vivan los extras!

Nos acordamos de aquellos SMS de Rajoy en los que le enviaba extrafuerzas y de los recortes y las lecciones de moral y la reforma laboral, y se nos ocurre que, con tanto extra, quizá nos han dejado un país de saldo.

Luis Bárcenas, durante su declaración en el juicio por el 'caso Gürtel'.

Luis Bárcenas, durante su declaración en el juicio por el 'caso Gürtel'. / periodico

EMMA RIVEROLA

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El contable extracontable confesó que el PP tenía una contabilidad extracontable. Así, confirmó que su partido es todo un extrapartido y que siempre había sabido hacer de la política, extrapolítica y de los beneficios, extrabeneficios. A estas alturas, ya no nos sorprende nada. Desde los extratrajes de Francisco Camps, nada que ver con los supertrajes de los superhéroes, ya sabemos que muchos del PP se animaron a ampliar las fronteras de las cosas. ¿Por qué conformarse con hacer unas obras públicas honestamente si se les podía sacar una buena extratajada? ¿Para qué limitarse a adjudicar servicios públicos cuando podían arramblar con extrabeneficios privados? Subvenciones irregulares, sobresueldos en dinero negro, desvío de fondos, sobrecostes de obras, blanqueo de capitales, pago de comisiones, malversación, fraude, prevaricación… ¡Vivan los extras!

Ahora vemos a Luis Bárcenas en el banquillo y no podemos más que alabar la elegancia de su vocabulario. ¿Será atribuible a algún programa de reinserción de presos? Con su abrigo y esa arrogancia tan alimentada de extras. ¿Para qué hablar de robos, de mafia, de red delictiva, de ladrones, cuando tenemos esa extraordinaria palabra? Sí, ¡vivan los extras! Aunque nos acordamos de aquellos SMS de Rajoy en los que le enviaba extrafuerzas y de los recortes y las lecciones de moral y la reforma laboral, y se nos ocurre que, con tanto extra, quizá nos han dejado un país de saldo.