Peccata minuta

¡Viva la Virgen!

JOAN OLLÉ

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Hace un par de días, en estas mismas páginas pudimos leer que uno de los primeros efectos colaterales de la victoria de Syriza en Grecia es que la imagen de Jesucristo crucificado en la parroquia de San Nicolás, en la localidad de Aprokambos (Corinto), arrancó a llorar lágrimas incoloras, inodoras (y, ya puestos, insípidas) desde el momento en que cerraron los colegios electorales. No sabemos si el buen Jesús helénico vierte cristianas lágrimas de alegría social o de católica tristeza al no jurar el comecuras Tsipras su cargo ante la máxima autoridad de la Iglesia ortodoxa griega, el arzobispo Ieronymos II, como era preceptivo. El señor obispo de Corinto, Dionysios Mantalos, ha confirmado que va a informar al Santo Sínodo Griego de esos hechos, pero pidió ser cauteloso. «En asuntos de fe hay que ser cuidadoso», sentenció.

La ministra, por peteneras

Es bien sabido que a algunos gobernantes les encanta vincular lo divino con lo humano, y así en junio del 2012 la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, se arrancó por peteneras en Almonte (Huelva): «Estamos muy contentos, estamos al lado de los almonteños y estamos todos juntos con la sociedad española luchando para salir cuanto antes de la crisis, para volver al crecimiento y a la creación de empleo. Y yo estoy muy emocionada porque no me lo esperaba, aunque de la Virgen un capote siempre llega... Esta aliada privilegiada y esta embajadora universal de Huelva que es la Virgen del Rocío y que nos ha hecho este regalo adicional en nuestra salida de la crisis y en nuestra búsqueda del bienestar todos los días de los onubenses y de los ciudadanos. Y yo creo que esto se merece un ¡viva la Virgen del Rocío!» Y el coro gritó: «¡Viva la Virgen!» Nótese que la ministra daba por superada la crisis hace dos años y medio.

No fue la del Rocío la única intercesora celebrada por los mandamases del PP, ya que el Ministerio del Interior que dirigía y aún dirige Jorge Fernández Díaz acordó hace apenas un año conceder la Medalla de Oro al Mérito Policial con carácter honorífico a Nuestra Señora María Santísima del Amor, según la orden ministerial tal de tal, entregada a la cofradía malagueña de la Advocación Mariana Titular de la Real, Excelentísima, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Culto y Procesión de Nuestro Padre Jesús El Rico y María Santísima del Amor. La concesión de la medalla contó con un previo informe favorable de la Junta de Gobierno de la Dirección General de la Policía: la Virgen no tenía antecedentes.

No podemos ser menos. ¿Cuándo la Moreneta o la Mare de Déu de Meritxell, patrona de Andorra, derramarán ambiguos lagrimones bancario-soberanistas y serán debidamente condecoradas por los servicios prestados?