Pequeño observatorio

La vida late en las canciones de los Beatles

Las canciones del grupo respondían a un espíritu de total libertad creativa, al margen de cualquier esquema convencional

Abbey Road

Abbey Road

Josep Maria Espinàs

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Estos días he estado releyendo un libro sobre los Beatles. Lo escribió Alain Dister en 1972. Han pasado muchos años, pero he quedado seducido.

¡Qué fuerza, qué libertad creativa la de los Beatles! Empezaron sin ponerse nombre y con muy poco dinero, y acabarían siendo famosos y ricos. Eran tenaces, cuatro volcanes que acabaron poniéndose de acuerdo los cuatro. Un mánager, Brian Epstein, supo ver qué fuerza tenían aquellos chicos y había que canalizarla.

Al no saber leer partituras se dedicaron a interpretar sus propias composiciones. Y así se disparó su creatividad. Exageraban para llamar la atención. Eran libres y provocadores. Un día, ante un público serio, John Lennon se dirigió a las primeras filas del teatro, agradeció los aplausos y, dirigiéndose a las señoras, dijo: «Ustedes pueden limitarse a sacudir sus joyas».

Pero la revolución se iba consolidando en unas canciones fuera de la corriente. En 1964 100.000 personas invadieron las calles de Amsterdam para verlos pasar. Y poco tiempo después ya cantaban en Australia y 300.000 fans se situaron a lo largo de las calles para verlos en coche descubierto.

Los Beatles fueron condecorados con la Orden del Imperio Británico. Más allá de hechos y anécdotas, ahora me he aproximado a las letras de sus canciones. Más allá de un hecho impresionante –30 conciertos en 32 días y en 24 ciudades de los Estados Unidos– está el repertorio de canciones de los cuatro melenudos. Unas canciones escritas con libertad, fuera de los esquemas convencionales:

«Michelle, ma belle. Te quiero, es lo único que necesito decirte, necesito hacerte ver lo que significas para mí, me parece que ya lo sabes». Y otra canción que comienza así: «Cuando era más joven nunca necesité la ayuda de nadie. Pero ahora no estoy tan seguro de mí mismo. Ayúdame, te agradezco que estés a mi lado...».

Unas canciones que no se pierden en el aire sino que arraigan en la vida.

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