Dos miradas

Vida corriente

EMMA RIVEROLA

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Jovencitas lanzando una jabalina. Chavales practicando parkour. Dos hombres sentados en unas butacas, charlando. Adolescentes preparándose para ir de fiesta. Tres niños refrescándose en una piscina hinchable. Una adolescente adentrándose en el mar. Dos mujeres haciendo yoga, quizá madre e hija. Las posturas de todos ellos son idénticas a las que millones de personas repiten en cualquier rincón del mundo. La simple vida cotidiana capturada por la mirada de una fotógrafa. Los gestos son relajados. Impregnados de la sencillez del día a día. No hay restos de tensión ni de trascendencia. No hay nada anormal en esas fotografías si no supusieran la cara desconocida de una región en llamas. Acostumbrados a ver la población doliente de Palestina, las fotografías de Tanya Habjouka, premiadas con el World Press Photo del 2014 y ahora expuestas en el Palau Robert, destilan la mayor de las rebeldías: la reivindicación de una vida corriente.

En todas las guerras, en todas las situaciones límite, da igual los acentos o el color de la piel, siempre hay un instante en que una risa rompe la tragedia, en que una broma consigue escapar del pozo de la tristeza. No hay frivolidad en ese gesto, ni siquiera un instante de relajo, es la tozuda e inquebrantable voluntad de ser más allá de la condición de víctima. La necesidad de conquistar el derecho a una vida cotidiana. El derecho a jugar. A charlar. A soñar. A amar… La vida, a pesar de todo.