ANÁLISIS

¿Viaje de ida sin retorno?

La banca ha abandonado Catalunya por el temor a la independencia. Ha dejado abierta la puerta a regresar a pesar de que la experiencia demuestra que en la vida y en la economía la mayoría de viajes de ida son sin vuelta

Sede de CaixaBank en Barcelona

Sede de CaixaBank en Barcelona

Olga Grau

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Al menos 531 empresas han abandonado Catalunya con destino a otras poblaciones españolas en octubre, según cifras del Colegio de Registradores de España. En Catalunya hay alrededor de 600.000 sedes de empresas y 670.000 delegaciones, según cifras de Idescat, lo que sitúa a la huida en una cifra relativamente baja. Pero en términos de poder e influencia la fuga capitaneada por el Sabadell y CaixaBank, los dos grandes grupos bancarios catalanes, es relevante para el territorio y ha asestado un duro golpe al Govern y a su proyecto de creación de un Estado propio. Les han seguido el resto de firmas catalanas del Ibex 35 (Gas Natural, Abertis, Cellnex, Colonial), excepto Grifols, además de grandes grupos no cotizados como Planeta.

La crisis empresarial catalana recuerda a la que vivió Montreal tras la victoria electoral del Partido Quebequense (PQ) en las elecciones provinciales del 15 de noviembre de 1976. Entre enero de 1977 y noviembre de 1978, Montreal perdió 263 sedes sociales de empresas, según datos del Consejo de Patronales de Quebec. En enero de 1978 la emblemática aseguradora Sun Life anunció su salida, paralelamente la bolsa de Montreal inició su declive y el Banco de Montreal desplazó parte de su operativa a Toronto, ciudad que se convirtió en la capital financiera hasta la actualidad.

El profesor del Instituto Nacional de Investigación Científica de Quebec Mario Polése explicaba esta semana en una entrevista a la agencia France Presse las similitudes de ese proceso con lo que ha ocurrido en Catalunya. "La clase empresarial raramente es favorable a la separación. En parte está vinculada a decisiones de empresas, pero también está el chantaje político o económico". Es lógico pensar que a la hora de decidir un cambio de sede en la mente del empresario se diriman factores diversos: la inseguridad jurídica en el periodo de transición, la imagen comercial proyectada tanto si se queda como si se va, el boicot que pueden sufrir sus productos o servicios, las presiones políticas para tomar partido, y la desconfianza de mercados y clientes.

En el caso del Quebec, el poder financiero se fue de Montreal para nunca más regresar. Una generación de nuevas empresas francófonas tomaron el relevo, pero la huida de las finanzas afectó la capitalidad quebequense. Qué hubiera sido de Montreal con o sin ese proceso son especulaciones. En el caso de Catalunya, Sabadell y CaixaBank han querido dejar abierta a retornar la sede social en el futuro. El Nobel de Literatura William Faulkner acuñó una frase cierta para definir las decisiones vitales. "La vida es un camino sin retorno". Nunca se regresa, al menos de la misma manera.