La clave

Viaje al centro de Podemos

JUANCHO
Dumall

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Con frecuencia se ha comparado la impetuosa entrada de Pablo Iglesias en el actual circo político con la irrupción de Felipe González en la España predemocrática de los años 70. Del mismo modo, podría establecerse un paralelismo entre el giro hacia la moderación del partido socialista hace cuatro décadas y el que ahora ensaya Podemos. El PSOE al que llegaron, en Suresnes (1974), los jóvenes andaluces -GonzálezGuerraYáñezChaves- era marxista, republicano y reconocía el «derecho de autodeterminación de todas las naciones ibéricas». El que alcanzó el poder ocho años más tarde aceptaba la monarquía, abrazaba la economía social de mercado, dudaba sobre la OTAN y se disponía a implantar un tímido estado autonómico.

El movimiento Podemos, nacido en enero del 2014 a rebufo del 15-M y al calor de la Izquierda Anticapitalista, propugnaba, entre otras cosas, la renta básica universal, la reestructuración de la deuda pública, la salida de la OTAN, una reforma de la Constitución de tinte republicano y el derecho de Catalunya a decidir su futuro. Con tales postulados, Podemos obtuvo un gran resultado en las elecciones europeas (1.250.000 votos). Pero, como González y Guerra cuarenta años antes, Iglesias y Errejón aspiraban a todo. Y como aquellos, han virado su estrategia para lograr el objetivo. El programa de Podemos para las elecciones del 24-M no dice nada de la renta básica ni de la jubilación a los 60 años, dos de sus propuestas esenciales. En cambio, ofrecen una reforma fiscal progresiva -palo a las rentas superiores a 50.000 euros al año-, dación en pago retroactiva y castigo a quienes posean más de diez viviendas vacías. Unas propuestas socialmente avanzadas, pero más cerca del laborismo o la socialdemocracia que de la revolución asamblearia de las plazas.

Asustar a las clases medias

De lo que se trata es de conquistar el centro. Y para eso hay que huir de toda propuesta que asuste a las clases medias. El problema para Podemos es que mucha gente de orden no les ve como centristas. El del PSOE es el contario: mucha gente de izquierdas lo ve como un insulso partido de centro.