tú y yo somos tres

Verstrynge, artista 'lepenista' en París

ferran Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es listo Antonio García Ferreras. Se desplazó a París a seguir la noche electoral francesa, y eligió como base informativa para El objetivo (La Sexta) el cuartel general de Marine Le Pen. Estamos de acuerdo, el gran intríngulis de las elecciones estaba allí. Pero, claro, como ese escenario elegido por el Frente Nacional, el restaurante y macrodiscoteca Nouveau Chalet du Lac, está apartado, más allá del Boulevard Peripherique, Ferreras debió decirse: ¿y que hago yo aquí, solo y en el quinto pino? Y lo remedió llevándose consigo a <b>Jorge Verstrynge</b>. ¡Ahh! De cara al show, fue una decisión acertadísima. Tal y como va el negocio de la información televisiva hoy en día, Ferreras sabe que si no echa mano de un buen entertainer, un buen animador, que domine el arte de la provocación y el agitprop, no triunfa. Y Verstrynge cumplió de maravilla. Primero le regaló a Ferreras el bouquet de las cinco rosas azules, símbolo del lepenismo, lo cual es un golpe de gran plasticidad televisiva. Y luego lanzó una soflama negando cualquier semejanza de Marine Le Pen con el fascismo. Decía: «Oye, mira, si el Frente Nacional es fascista, eso, el que puede saberlo soy yo, que lo he sido. Y te digo: ¡no lo es!». Y añadió: «La derecha ha perdido la nación, y la izquierda ha perdido al pueblo». Y acabó vaticinando, con inmensa alegría, que dentro de cinco años Le Pen arrasará. ¡Ahh! La maniobra de Ferreras, llevándose a Verstrynge a París, nos ha deparado conexiones de alto valor artístico. Este versátil profesor en la Complutense de Madrid, siempre que aparece en la tele, yo me lo miro con un interés superlativo. Comenzó militando en el neofascismo francés de los 60. Luego se pasó al comunismo. Luego fue aspirante a delfín de la Alianza Popular de Fraga Iribarne. Luego ingresó en el PSOE. Luego se convirtió en asesor de Izquierda Unida. Y ahora mismo está en Podemos en calidad de gurú de su cúpula, lo cual no le impide simpatizar con el lepenismo. ¡Ahh! ¡Qué trayectoria! Son tantas las ideologías que hay en su cabeza, que su privilegiado cerebro debe ser como una gran paella mixta: conviven todo tipo de carnes, pescados y hortalizas. Y Verstrynge se ha transformado hoy en un gran animador televisivo. La tele no le llama para que analice, le requiere por sus dotes artísticas como gran histrión monologuista de la política.

Nuestra querida compañera Neus Tomàs le definió bien el viernes en su artículo: <b>«Pocos principios, y menos escrúpulos»</b>.