Al contrataque

Mi versión de los hechos

JORDI ÉVOLE

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Hace tres veranos, un grupo de Salvados vimos el falso documental Operación Luna. Lo pillamos por casualidad una madrugada de agosto en La 2 y nos encantó. Con ese referente nos pusimos a idear nuestro propio falso documental. Enseguida nos decantamos por el 23-F, una fecha que seguía arrojando dudas reales. El verano pasado producimos, grabamos y editamos Operación Palace. Y decidimos la fecha de emisión: el 23-F del 2014. A toro pasado, igual habría sido mejor que no hubiese caído en domingo, para diferenciarlo aún más de Salvados, aunque el propio documental ya era suficientemente diferente: voz en off, músicas estridentes, recreaciones…

En la promoción no quisimos vender lo que no era. ¿Puede una mentira explicar una verdad? fue el eslogan elegido. Hablábamos de «historia» y no de «documental». Y no paramos de repetir en los días previos: «Hay que ver hasta el final». Los guiños del guion tenían que desactivar la verosimilitud del relato, como el momento de Flotats. Y por si había alguna duda, al final del programa enseñamos todas las cartas.

Luego han venido los aplausos y las collejas. Y seguro que todo merecido, porque arriesgar es lo que tiene. Algunos dicen que le hemos hecho un favor al Rey, aunque estoy convencido de que en la Casa Real no opinan lo mismo. Otros aseguran que hemos sepultado las posibilidades de hacer creíble cualquier relato alternativo. Pero teniendo en cuenta el revuelo organizado, creo que ahora hay más dudas que nunca sobre la versión oficial de un hecho que tiene demasiadas preguntas sin respuesta. Otros nos reprochan que hemos frivolizado con un hecho dramático. Sin embargo, personas que lo sufrieron en directo -Alcaraz o Rojas-Marcos estaban en el hemiciclo- fueron las primeras en decirnos que 33 años después ya había llegado el momento de desacralizar una fecha como esa. Y otros dicen que solo hemos buscado audiencia. Les aseguro que para buscar audiencia en lo último que se piensa es en un producto narrado con voz en off, con imágenes de archivo y con el ritmo de un documental clásico que no sería precisamente trepidante. Si no, los prime time de las cadenas estarían llenos de productos así.

Lo que se me escapa es el debate sobre nuestra credibilidad. Que después de Operación Palace alguien piense que lo que se cuente en Salvados será falso creo que no tiene mucho sentido, básicamente porque cuando hemos mentido -como es el caso del falso documental- lo hemos dicho. Sí, hemos hecho una incursión en el mundo de la ficción, igual que un columnista de un periódico puede escribir una novela y no por ello dejan de tener validez sus columnas. Pero es solo la opinión de alguien que quiere seguir explorando las posibilidades de un medio como la tele, porque no vamos a quedarnos siempre en el traje de Salvados, por muy cómodos que estemos con él. Y contra la comodidad no nos queda otra que arriesgar. Y lo seguiremos haciendo.