IDEAS

Verano todo el año

JORDI PUNTÍ

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¿Cuál es la gracia del verano? Hace unos años, el medievalista Anton M. Espadaler tituló una selección de sus estupendos artículos periodísticos con una frase-deseo: Estiu tot l'any. Era un título que resumía bien su mirada lúdica y hedonista, la atracción por todo aquello que nos hace la vida mejor. En el artículo que llevaba precisamente este título, Verano todo el añoEspadaler comentaba -era en 1993- que una cosa son las vacaciones, con la zozobra cuánto más lejos menor, y otra muy distinta el auténtico veraneo: «vaciar una casa, abrir otra, encontrar unos amigos que apenas habías frecuentado durante los meses urbanos, hacer actividades nuevas...».

Hoy, al cabo de dos décadas, la idea del veraneo se ha convertido en una quimera que tiene un punto anticuado, quieras o no, quizá porque muy poca gente se puede permitir eso de pasar dos o tres meses en una segunda residencia. En cambio, me consta que las ganas de vivir en un lugar donde sea verano todo el año han aumentado entre la población, sin tantas manías a la hora de dejar atrás su patria. Si uno escribe en Google la palabra «verano», verá las listas de sitios donde es «verano todo el año»: Zanzíbar, el sureste de Australia, las islas Martinica, La Guajira, Curaçao, Madagascar.... Siempre son lugares con mar, pero lo que cuenta es que el invierno sea suave, incluso para los mortales que tienen que trabajar cada día.

Pensando en lo del verano todo el año, he recordado la canción más conocida de Paolo ConteAzzurro, que empieza así: «Cerco l'estate tutto l'anno e all'improvviso eccola qua». El sentido es un poco diferente, dice: «Espero el verano todo el año y de repente ya está aquí». Escuchándola de nuevo, con más atención, me he dado cuenta de que en el fondo es un himno a las angustias de los que están de rodríguez: el hombre que se queda a trabajar en la ciudad mientras su familia practica el veraneo. Las tardes de cielo azul se le hacen eternas y está a punto de coger un tren para ir a ver a su esposa, y entonces canta: «pero en mi cabeza el tren de los deseos va en dirección contraria». El rodríguez, ese sí que gustaría de verano todo el año. Felices vacaciones.