AL CONTRATAQUE

Verano en blanco y negro

Es esencial que cada cual pueda dar su opinión sin pedir permiso, sin querer quedar bien y en voz alta

XAVIER SARDÀ

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Inquietantes vacaciones. La cuestión no es solo qué pasará a la vuelta con las elecciones autonómicas, sino también qué pasará durante el mes de agosto. ¿Cuántos bustos caerán? En minúscula, digo, que en mayúscula ya cayeron los de Sabadell. La decisión de la alcaldesa de Barcelona ha gustado y la siguen otras ciudades: desbustismo ilustrado.

También puede cambiar el callejero de Barcelona, donde  al menos  16 calles son monárquicas. Será el caso de los tom-tom  desborbonizados: gire a la izquierda y pase de todo. La República tiene ventajas innegables y es más racional, aunque también tiene sus cosas. La primera República tuvo cuatro  presidentes desde el 11 de febrero de 1873 hasta el 29 de diciembre de 1874. Fueron Estanislao Figueras, Pi i  Margall, Nicolás  Salmerón y Emilio Castelar.Brevísimos mandatos que no dieron tiempo  para cincelar  los bustos. A cada esbozo cambiaba el mandatario, para desespero del escultor.

¿QUIÉN PONDRÍA LOS APODOS?

Una de las ventajas de la Monarquía  respecto la República son los apodos de los reyes. Es una lástima que se pierda este caudal de sabiduría: Alfonso II el casto, Fruela II el leproso, Ordoño  IV el malo o el jorobado, García Sánchez el trémulo,  Vermudo el gotoso, Berenguer I el curvo,  Berenguer II el fratricida, Enrique IV el impotente... Y así hasta Carlos II el hechizado, que como no pudo tener hijos provocó la guerra de sucesión en toda Europa y  la instauración aquí de los  borbones y sus asuntos. ¿Quién pondría los apodos?

Bueno, a lo nuestro. Este es un verano como de reportaje en blanco y negro de determinados acontecimientos históricos  de principios del siglo pasado. Cuando vemos las fotos y los vídeos fascina pensar en la vida cotidiana de todos aquellos ciudadanos que caminan a cámara rápida bajo pañuelos, boinas y canotiers. ¿Qué hacían después? ¿Y el día anterior? Estamos en vísperas de un otoño más que caliente que desearíamos  socialmente plácido como los transeúntes que se ven en el video del tranvía de Ricardo Baños.  Dentro de 150 años alguien intentará entender este momento a partir de los textos y las imágenes que estamos  protagonizando ahora. Sería saludable otorgarles un fragmento óptimo de la historia.

UN ERROR DE TANTOS

Me repetiré, por si acaso:  es esencial que cada cual pueda dar su opinión sin  pedir permiso, sin querer quedar bien y en voz alta. Es esencial que cada cual pueda dar su visión de la jugada sin temer desconsideraciones ni la descalificación del represor. Si un solo catalán calla por miedo, es que el país le hace bullyng. Se argumentará que el Gobierno español no deja que los catalanes votemos sobre la independencia. Es cierto, y este ha sido uno de sus tantos  errores.