La deriva del poschavismo

Venezuela, crónica de un caos

Maduro está conduciendo al país hacia el colapso económico y la confrontación social

RUBÉN HERRERO DE CASTRO

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Estamos asistiendo a enormes manifestaciones en Venezuela contra el Gobierno de Nicolás Maduro. El caos que se gestó y produjo bajo el mandato de Hugo Chávez alcanza en estos momentos su esplendor. Maduro, a pesar de los sabios consejos que recibió del amado (y difunto) líder por el pico de un pajarito, conduce en estos momentos al país hacia el colapso económico y la confrontación social. Venezuela, conviene no olvidarlo, nada en petróleo, pero como consecuencia de una desquiciada política económica vive una situación dantesca.

CON TODA seguridad sería mejor que Maduro no abandonase al país a una hiperdependencia del sector petrolífero, abordase una diversificación económica, elaborase planes de inversión y gestionase eficazmente los beneficios del crudo a favor de la población en lugar de usarlos como base para las estériles políticas de subsidios improductivos (que solo tienen por objetivo ganarse el favor político de sus perceptores). Y desde luego, todo iría mejor si el régimen chavista no se dedicase a regalar parte del petróleo de todos los venezolanos a la sórdida dictadura comunista de los hermanos Castro.

La inflación se ha disparado, hoy en día se acerca al 60% y todas las previsiones indican que seguirá creciendo. La estricta (e inútil) política cambiaria y la estatalización de la economía han llevado al país al desabastecimiento de productos básicos como arroz, harina, aceite, leche, papel higiénico y medicinas. Ante esta situación, el régimen recurre a culpar a Polar, la principal distribuidora privada del país, de fomentar el descontento acaparando productos y ralentizando la distribución de los mismos. Un argumento insostenible, pues Polar solo produce 16 categorías de productos de las 101 existentes. De estas 16, solo cuatro afectan a productos básicos (arroz, harina, aceite y pasta), y en ninguno de estos cuatro productos tiene una posición dominante en el mercado. En distintas ocasiones, Polar se ha ofrecido a comprar distribuidoras nacionalizadas e incrementar así sus capacidades.

El recorte de divisas impuesto por el Gobierno de Maduro limita las importaciones de las materias primas y productos, teniendo como resultado estanterías de tiendas vacías, colas interminables de personas que buscan conseguir lo poco disponible, periódicos sin papel para publicar y leyes disparatadas. Ejemplo de estas últimas, el intento del Gobierno de controlar qué y cuánto compra cada ciudadano o la ley de precios justos. Esta última limita los precios y los beneficios empresariales, pero sin tener en cuenta la inflación, y amenaza con penas de prisión a quienes la incumplan. Algo muy peligroso en un país donde no existe (realmente) la separación de poderes y donde un presidente llama a detener, en un mitin, al opositor político Leopoldo López al grito de «cobarde fascista, entrégate». En línea con las amenazas que en su día vociferó Iris Varela (ministra de Cárceles) contra Enrique Capriles, al que dijo: «Estoy preparando una celda donde vas a purgar tus crímenes».

Esta agresividad gubernamental se ha puesto de manifiesto en la manera de provocar el enfrentamiento de la sociedad civil y la represión de las concentraciones de la oposición. Hay muertos y heridos, y un vídeo de investigación del diario Últimas Noticias parece demostrar la participación del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia) en los dramáticos acontecimientos. A ello hay que sumar las torturas denunciadas por manifestantes detenido, así como el arresto político e ingreso en una cárcel militar del líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.

Para que no falte nada, la habitual censura de medios: la suspensión de la cadena de pago e internet TNT24 «por mantener solo la visión de quienes están llamando a subvertir el orden», según Tania Díaz, presidenta de la Comisión de Medios de la Asamblea Nacional. Este organismo fue el lugar donde los candidatos opositores Corina MachadoWilliam Dávila Julio Borges fueron salvajemente agredidos por diputados chavistas en abril del 2013.

En este caos, no es de extrañar que Venezuela sea uno de los países más violentos del mundo, con casi 200.000 asesinatos en los insoportables 15 de chavismo y una tasa de impunidad delictiva del 91%, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia. Venezuela, de la mano del chavismo, se dirige al abismo. Esperemos que la oposición rompa el cerco y de forma pacífica y democrática pueda alcanzar el poder y mejorar la actual situación. Una realidad que recuerda a los escombros donde Nicolás Maduro dijo ver la cara de Chávez. Pocas veces un delirio se aproximó tanto a la verdad.