El fútbol sin porterías

Valverde, en Mestalla durante el Valencia-Barça.

Valverde, en Mestalla durante el Valencia-Barça. / periodico

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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El fútbol es un juego que, excepto en el arbitraje, ha evolucionado mucho en sus más de cien años de historia. Pero su esencia es siempre la misma: hay dos porterías y un balón. Cada equipo elige la manera más práctica según sus cualidades para meter el esférico en la red contraria y para proteger la propia. En el caso del Barça, triunfa desde la época de Cruyff una teoría elemental, sencilla y efectiva y que se resume en aquella frase mítica del holandés: "Si tú tienes el balón, el rival no lo tiene".

Y si no lo tiene, no te puede atacar. Como pudimos ver en una primera parte excelente del Barça en Mestalla en la cual solo ganó a los puntos, porque el mal ojo del árbitro y su asistente así lo impidió. También es cierto que el error arbitral venía precedido de un error grosero de Neto ante un disparo centrado y a priori asequible.

Tras el error del árbitro en Mestalla, el más acertado y el más elegante e inteligente fue Valverde

Fue un excelente ejercicio de manejo del balón y de presión avanzada tras pérdida, pero sin que eso llegará a verse reflejado en un asedio a Neto. Ese fue el único lunar en la exhibición del Barça: costó encontrar las ocasiones. Tampoco estoy segura de que se le pueda pedir más al equipo de Valverde, porque la exuberancia ofensiva requiere de un talento que ahora mismo no tiene.

A menudo en el Barça agradeceríamos que el fútbol fuera otro juego, uno donde el gol no tuviera tanto peso, donde también se valorara el dominio, el control, la posesión. Porque el equipo de Valverde tuvo claro todo lo que tenía que hacer en Mestalla para llevarse el partido, al menos en la primera parte, pero, ante grandes rivales, el área se ha vuelto más incómoda que en otros años. Ya no la pisa con tanta facilidad.

La portería ha dejado de ser una piscina inmensa donde zambullirse y ahora parece más bien una canasta a la que hay que acertar desde nueve metros. El Barça de Valverde ha conseguido reducir su propia portería a otra canasta pero a cambio, ya no tiene un ataque tan alegre. No se le caen los goles como en otras épocas, ahí le ha relevado el PSG, al menos en Europa, aunque eso no garantiza el éxito.

El honesto Valverde

La primera parte de Mestalla fue la de un equipo sólido y con aspiraciones, pero también de un equipo que hubiera sido más feliz sin la obligación del gol, como si le sobraran las porterías. Como le sobran y le van a seguir sobrando al arbitraje español hasta que se implante el VAR. Ya para otro rato quedará aplicar la tecnología de la línea de gol. No lo quieran todo. Por cierto, tras el error del árbitro en Mestalla, el más acertado y el más honesto, Valverde. Lamentó la jugada en la misma medida en que recordaba que el día del Málaga fue el Barça el beneficiado. Elegante e inteligente, lo dijo antes de que alguien se lo pudiera recordar.